EDITORIALA
EDITORIALA

Recortes que minan el sistema público de salud

La huelga en Atención Primaria convocada por los sindicatos y el foro de facultativos Lehen Arreta Arnasberritzen tuvo un amplio seguimiento. Los convocantes llevan tiempo denunciando que Osakidetza ha abandonado la atención primaria, y ayer reclamaron que se termine con los recortes y que se aumenten las plantillas para que puedan dedicar más tiempo a los pacientes. Unas demandas de sentido común alejadas de intereses corporativos y centradas en la mejora de un servicio público. Una perspectiva encomiable.

La huelga de ayer explica de manera gráfica cómo los recortes en los presupuestos minan los servicios públicos sin hacer ruido, socavando sus fundamentos poco a poco. Denuncian, por ejemplo, que no se sustituye al personal ausente y no se cubren las plazas vacantes, al tiempo que se aumenta la cantidad de trabajos burocráticos que tienen que completar. Todo ello redunda en un empeoramiento del servicio al disminuir el tiempo que el personal sanitario puede dedicar a atender a los pacientes. Si consideramos que la atención primaria es el eje sobre el que pivotan los sistemas sanitarios más fuertes y eficientes, puesto que tienen capacidad de resolver mucho más con menos gasto, el supuesto ahorro conseguido con esos recortes supone en realidad un mayor gasto a largo plazo. Pero para darse cuenta de todo eso hace falta que la apuesta por lo público sea decidida y de largo alcance, algo que no se observa ni en los gestores de Osakidetza ni en el Ejecutivo de Lakua. Especialmente sangrante resulta esta actitud cuando además se presume de un récord en la recaudación. En este contexto no resulta extraño que las aseguradoras hayan redoblado sus esfuerzos publicitarios para que la ciudadanía contrate seguros privados.

Con la huelga de ayer, el personal de Atención Primaria ha dado un importante aviso sobre la precaria situación de la sanidad pública. Con todo, la defensa del sistema de salud público incumbe a la sociedad en su conjunto.