GARA
BERLÍN

El crecimiento alemán se enfría y preocupa

El debilitamiento del crecimiento económico alemán preocupa tanto por su impacto en el conjunto de la UE como por el debate sobre los factores que lo están provocando. El Gobierno de Angela Merkel insiste en que se debe, sobre todo, a la incertidumbre a nivel internacional.

El Gobierno alemán anunció ayer una rebaja de su previsión de crecimiento económico para 2019, que establece ahora en el 0,5% del Producto Interior Bruto (PIB), frente al 1% que esperaba anteriormente y que ya había sido revisado a la baja.

El ministro Peter Altmaier explicó que la rebaja de la previsión para este año se justifica por la inseguridad ante el Brexit y las tensiones comerciales internacionales.

No obstante, reconoció que la fase de enfriamiento actual tiene que ser una «alerta». Añadió que, con el objetivo de superar esta situación, se trabaja ya para mejorar las condiciones de competitividad y de fiscalidad para las empresas.

El Gobierno espera que en 2020 la coyuntura sea más favorable, por lo que prevé que el crecimiento del PIB se recupere hasta el 1,5%. El ministro de Economía resaltó que el Ejecutivo invierte ya a niveles récord en infraestructura, educación e investigación, y que ha apostado por las «tecnologías de futuro», como la inteligencia artificial.

Pero, pese a la sólida demanda interna, Alemania no puede esperar un rebote vigoroso de su economía, especialmente porque la sequía sufrida en el campo en 2018 y la entrada en vigor de las nuevas normas antipolución han golpeado con fuerza, respectivamente, a los sectores de la química y del automóvil.

Además, como telón de fondo, continúa atrapada por sus viejos demonios: el envejecimiento de su mano de obra y la subinversión crónica en infraestructuras o en innovación, que socava su potencia tecnológica y amenaza su atractivo.

Sin embargo, el Gobierno se niega a lanzar la señal de alarma. «No estamos en recesión, nuestro crecimiento se ralentiza», indicó repetidamente el ministro de Finanzas, Olaf Scholz, durante la reunión del G20 en Washington la semana pasada.