Joseba VIVANCO
Fútbol internacional

Recuerden sus nombres

Los goles de Nicolás Pépé, el gesto emotivo de Kevin Dawson, el desparpajo juvenil de Joao Félix o el futuro del hijo de Ronaldinho.

Es uno de los esperpentos más recordados de la historia de los Mundiales. Sucedió en España´82, en el José Zorrilla, a orillas del Pisuerga, cuando el jeque Fahid Al-Ahmad Al-Sabah, presidente de la Federación Kuwaití de Fútbol y hermano del emir del pequeño país del Golfo Pérsico, bajó del palco al césped, y ante el asombro de propios y extraños se dirigió al trencilla soviético que dirigía el encuentro entre franceses y kuwaitís, y le obligó a anular del gol bleu que acababa de conceder después de que los jugadores árabes se quejaran de haber escuchado un silbato que provocó que dejaran entrar al gran Alain Giresse hasta la cocina. El jeque, que amenazó con retirar a su equipo del campo, fue multado por la FIFA con 10.000 dólares, calderilla, mientras que el árbitro jamás volvió a pitar un partido internacional. Eso sí, ocho años después, el susodicho hermano del emir resultó muerto por las tropas iraquíes de Sadam en la I Guerra del Golfo.

El fin de semana, el PSG estaba a un paso de festejar su enésimo entorchado liguero, un solo punto le bastaba, pero rendía visita al segundo clasificado, un gran Lille que acabó endosándole un sonrojante 5-1. Una derrota que hizo daño a los parisinos, tanto que el dueño del club, el millonario qatarí Nasser Al-Khelaïfi no solo mantuvo una acalorada discusión en el palco con el director deportivo del equipo anfitrión, sino que en el descanso bajó al túnel de vestuarios para increpar al colegiado por la expulsión de un jugador. Por cierto, ya han empezado a rifarse a la estrella del Lille Nicolás Pépé, 23 años, 19 goles y 11 asistencias esta campaña, por el que según ‘‘France Football’’ el Inter ha ofrecido 60 millones de euros. Saldrá del club porque con su nivel no pueden retenerlo.

Otra imagen viral que nos dejó esta jornada fue la del arquero uruguayo Kevin Dawson, que tras derrotar 0-1 con el Peñarol a su exequipo Plaza Colonial, tomó por el hombro a Lucas, joven conocido hincha local con síndrome de Down, al que con la complicidad del colegiado acompañó hasta una de las porterías y se prestó al lanzamiento desde los onces metros que acabó en gran gol del chaval, carrera hacia el córner y aplauso generalizado de grada y jugadores. Un detalle que Lucas ya estrenó unas fechas antes con otro guardameta visitante y que ahora ha tenido como invitado al que pasa por ser el mejor portero charrúa de los últimos años.

«Lucas es muy famoso acá en Colonia. Yo sé que siempre va a ver a Plaza, cuando lo vi venir accedí y le dije a Matonte –el colegiado– si podía venir a pitar el penal. Le pegó notable, inatajable para mí», comentaría después Dawson, ídolo de Peñarol y cuyo destino inmediato está en alguna liga más potente. Este arquero de 26 años lleva siendo el mejor bajo palos en Uruguay los últimos tres años y lejos de subírsele a la cabeza, en el fútbol de su país coinciden en que es tan bueno atajando como buena persona. Pasó su infancia en un puesto de feria donde su padre vendía imanes, mate o queso, dejó el abrigo de Colonia por el bullicioso Montevideo, regresó, debutó en Primera con el Plaza, lo compaginó con trabajos de pintura y enyesado, vendió objetos de segunda mano en el negocio paterno, entrenaba y ‘laburaba’... hasta que salieron sorprendentes campeones. Llegó Peñarol y, hoy, Kevin, aplaudido por propios y rivales, se ha ganado un nuevo fan, Lucas, y al resto del planeta fútbol.

No sabía lo que era el saludo nazi

Ejemplo del aurinegro debiera haber tomado el mediocampista del Spartak Ayaz Guliyev, de 22 años, que rompió la nariz a un estadounidense en plena calle moscovita tras cometer una infracción de tráfico que la víctima le reprochó. Después de comprar el coche a finales del año pasado y acumular, se ha sabido, más de doscientas denuncias, la mayoría por exceso de velocidad, la agresión ha sido la gota que ha colmado el vaso. Su club le ha impuesto una multa de cinco millones de rublos, cuando su salario viene a ser de unos seis mensuales –unos cien mil dólares–, y ha sido apartado en el equipo reserva.

En su caso ha tenido bastante más suerte que Kokorin y Mamáyev, del Zenit y Krasnodar, respectivamente, que en octubre dieron una paliza a un alto cargo ministerial en una cafetería moscovita. La broma les salió cara porque ingresaron en prisión de la que estarían a punto de salir. En julio de 2016, los dos jugadores ya se convirtieron en protagonistas de otro escándalo, cuando fueron sorprendidos en una fiesta en Mónaco, en la que al parecer se gastaron 250.000 euros sólo en champán, poco después de que la selección rusa abandonara la Eurocopa de Francia tras sumar un sólo punto en la fase de grupos.

Gestos, imágenes. Al portero galés del Crystal Palace, Wayne Hennesey, no se le ocurrió otra estupidez que realizar el saludo nazi en una cena con el equipo y que una fotografía captara el momento. Por suerte para él, aunque dice poco bueno a su favor, ha sido absuelto por la Federación inglesa al considerar el gesto «un lamentable grado de ignorancia» por parte del jugador, que alegó desconocimiento. Justo cuando este 16 de abril se han cumplido 130 años del nacimiento de Charles Chaplin, autor de la memorable ‘‘El Gran Dictador’’. Buen momento para que se la repongan en exclusiva.

Preferimos quedarnos con los de la nueva estrella protuguesa de la que todos hablan, y eso que solo tiene 19 añitos, Joao Félix, debutante esta temporada y héroe en la Europa League con el Benfica, líder de la liga lusa, que esta jornada marcó de nuevo –15 goles y 6 asistencias– y corrió a abrazarse con su hermano Hugo, de 15 años y recogepelotas del club lisboeta. Joao está tasado en 120 millones, los grandes tienen sus ojos puestos en él, admite que la popularidad ha hecho que muchas chicas le manden fotos desnudas... ¿Y saben quién es su agente? Jorge Mendes, el mismo de Ronaldo.

En febrero, ‘‘The Players Tribune’’ recogía las confesiones de este chaval bajo el epígrafe «Recuerda el nombre». Entre los 7 y 13 años recorrió cinco días a la semana el trayecto entre Viseu y Oporto, 150 kilómetros entre ida y vuelta. Regateaba antes de caminar, dicen sus progenitores, amaba la pelota y en las inferiores del Porto no se la dieron, era menudo, y en Lisboa, ya con 15 años, encontró la alegría. Ahora, por Navidad, vuelve a casa, a jugar con su hermano pequeño en la cocina, como cuando críos, y, dice, confía en él «lo suficiente como para pasarle». Lo que no hizo el Porto y sí el Benfica. Recuerden su nombre, Joao Félix, y es que como decía Johan Cruyff, «el fútbol consiste básicamente en dos cosas: primera, cuando tienes la pelota, debes ser capaz de pasarla correctamente; segunda, cuando te pasan la pelota, debes tener la capacidad de controlarla. Si no la controlas, tampoco puedes pasarla».

El West Ham inglés estuvo a punto de fichar al chaval en verano. Quién sabe si un nuevo Ronaldo como cuando el United captó al de Funchal siendo un juvenil de la cantera del Sporting lisboeta. Precisamente los Red Devils ganaron a The Hammers con dos goles de Paul Pogba, aunque la noticia en Manchester ha estado en la decisión de la Federación inglesa de abrir un expediente al ‘exdevil’ Paul Scholes por realizar 140 apuestas mientras era jugador del los mancunians y luego entrenador del Oldham.

Por méritos propios, no paternos

En la Premier los jugones como Joao Félix son apreciados cada vez más, como Sterling, que sumó dos goles para el City –ya son 17– en la victoria 1-3, lo que obligó al Liverpool a dar lo mejor de sí ante el Chelsea, al que derrotó 2-0. Los goles, el primero de Mané, el segundo del ídolo Mohamed Salah, 19 dianas. Los Reds se lo creen de verdad, tienen dos puntos más que los Citizens, pero con un partido más; este sábado, City contra Tottenham, tercero, mientras Jurgen Klopp cruza los dedos.

El que debería creérselo es un prometedor chaval de 14 años que acaba de firmar un contrato de filiación con el Cruzeiro hasta que cumpla 20, como limitan las leyes brasileñas. Su nombre es Joao Mendes de Asis Moreira y cuando arribó al club de Belo Horizonte se presentó a las pruebas de acceso sin revelar de quién era hijo, hasta que le aceptaron y entonces no tuvo inconveniente. Su progenitor es el gran Ronaldinho Gaucho, la ‘sonrisa del fútbol’, el mismo que defendió los colores del eterno rival, el Atlético Mineiro, y el mismo que asumía que «seguramente sea feo, pero tengo encanto». Y a nosotros nos encanta el fútbol. Recuérdenlo.