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COLOMBO

Más de 200 muertos en ataques a iglesias y hoteles en Sri Lanka

Una cadena de ataques contra la comunidad cristiana y el sector turístico de Sri Lanka dejó al menos 207 personas muertas y cientos de heridas en varias explosiones en iglesias y hoteles del país. Los atentados fueron obra de kamikazes, según las autoridades, que afirmaron haber identificado a los autores y el grupo al que pertenecen, y detuvieron a ocho sospechosos. La mitad de los fallecidos se produjo en la explosión de una sola iglesia.

Al menos 207 personas murieron y otras 450 resultaron heridas en las ocho explosiones ocurridas ayer en Sri Lanka. Las seis primeras detonaciones se sucedieron en un periodo de media hora; la primera de ellas, en la iglesia de San Antonio, en la capital del país, Colombo. Las otras dos iglesias alcanzadas se encontraban en Negombo –a 30 kilómetros de la capital–, y en Batticaloa, a 250 kilómetros al este de la misma ciudad.

El ataque a la iglesia de San Sebastián, en Negombo, fue el que provocó un mayor número de víctimas, al menos 105 fallecidos en una sola explosión. Los ataques coinciden con el Domingo de Resurrección, en un país donde el 9,7% de sus 22 millones de habitantes son cristianos declarados.

Los hoteles afectados fueron el Cinnamon Grand, el Kingsbury y el Shangri-La, todos ellos en la capital, y de categoría cinco estrellas. Más tarde, una séptima explosión cerca del jardín zoológico nacional de Dehiwala, a diez kilómetros al sur de la capital, mató a otras dos personas.

La última detonación ocurrió en una zona residencial del distrito de Dematagoda, en el este de la ciudad, en la que murieron tres policías que registraban una vivienda.

Entre el total de fallecidos, se iban identificando ya al menos 35 extranjeros.

En el hotel Cinnamon Grand, un kamikaze que se había registrado la víspera con el nombre de Mohamed Azzam Mohamed, hizo estallar su carga explosiva en la fila de clientes del restaurante. «Había muchas familias, ha ido al comienzo de la cola y se ha inmolado. Fue el caos», relató un empleado del establecimiento.

En la iglesia de San Antonio y los hoteles que visitó, el ministro de Reformas Económicas, Harsha de Silva, relató «escenas horribles. He visto trozos de cuerpos esparcidos por todos lados». El ministro de Defensa, Ruwan Wijewardene, aseguró casi todas las explosiones parecen haber sido cometidas por atacantes suicidas pertenecientes a un único grupo, del que no detalló su identidad, aunque afirmó que «los culpables han sido identificados». El Gobierno informó de la detención de al menos ocho sospechosos, todos cingaleses. Además, el Ejecutivo declaró un toque de queda nacional indefinido y un «apagón» de las redes sociales y servicios de mensajería en todo el país para evitar las «informaciones falsas e incorrectas».

El Gobierno había recibido alertas de posibles ataques

El jefe de la Policía de Sri Lanka, Pujuth Jayasundara, había alertado hace diez días de que un movimiento islamista denominado NTJ (National Thowheeth Jama'ath) proyectaba «atentados suicidas contra iglesias importantes y la Alta Comisión India». El NTJ se dio a conocer en actos de vandalismo contra estatuas budistas. El primer ministro, Ranil Wickremesinghe, reconoció ayer que recibieron alertas previas sobre la cadena de atentados pero que no adoptaron las precauciones necesarias.

En un país con recurrentes ataques a comunidades religiosas, los católicos cuentan con presencia tanto en áreas de los tamiles como entre la mayoría cingalesa.

La Alianza Evangélica Cristiana denunció en 2018 al menos 86 casos de discriminación, amenazas y violencia contra los cristianos de Sri Lanka. Este año, la misma organización ha registrado 26 incidentes de ese tipo. Por otra parte, los enfrentamientos entre budistas y musulmanes han sido recurrentes en los últimos cinco años. El año pasado las autoridades decretaron el estado de emergencia durante 12 días para acabar con los ataques hacia la comunidad musulmana que se produjeron en el centro del país.

Los creyentes en el islam representan alrededor del 10% de la población del país, un porcentaje algo mayor que el de cristianos, mientras la población budista representa más del 70%, y la hinduista, en torno al 12%. GARA