Dabid LAZKANOITURBURU

El ataque huthí contra instalaciones petroleras saudíes dispara la tensión

En medio de distintas hipótesis sobre los sabotajes de petroleros en Ormuz, los huthíes atacaron ayer dos estaciones de bombeo de un estratégico oleoducto saudí. Los expertos alertan del estallido de un enfrentamiento en una región que ya arde por casi todas sus costuras.

Dos estaciones de bombeo saudíes en la provincia de Ryad fueron objeto ayer de un ataque con drones reivindicado por los rebeldes huthíes yemeníes, lo que obligó al cierre del oleoducto que cruza de este a oeste el país y une la provincia oriental de mayoría chií, que alberga los principales yacimientos petroleros, con el puerto de Yanbu, sobre el Mar Rojo. En sus 1.200 kilómetros de trayecto, tiene capacidad para transportar 5 millones de barriles diarios.

La televisión rebelde huthí reivindicó el ataque, con siete drones, en «respuesta a los crímenes y al bloqueo impuesto saudí» en la guerra yemení.

Dos petroleros saudíes, uno noruego y un cargo emiratí fueron objeto horas antes de sabotajes. El tanquero noruego fue atacado por un «objeto indeterminado» que abrió un boquete en la base de su casco, sin provocar víctimas ni derrames pero inutilizando la nave.

Estos sabotajes no han sido reivindicados y no hay elementos que los vinculen con los ataques de los huthíes, pero, sin obviar la coincidencia, su sofisticación arroja alguna luz.

Y, sobre todo, pierde fuerza la hipótesis de que estaríamos ante un complot preparado por saudíes y emiratíes (¿con la asistencia de Israel?) para dar una excusa a EEUU para lanzar una ofensiva militar.

Advertencia doble

Con la hipótesis, prácticamente descartada, de unos atentados «yihadistas», muchos expertos apuntan a Irán o a grupos de su órbita en una doble advertencia. La primera dirigida a Ryad y Abu Dhabi, en el sentido de que una guerra a Irán no se limitaría a suelo iraní.

La segunda, de lo que podría venir si EEUU sigue bloqueando las exportaciones petroleras iraníes. El 35% del petróleo que sale por mar lo hace atravesando el Estrecho de Ormuz, con lo que las consecuencias de una crisis total en los depósitos de gasolina occidentales son terroríficas. Neil Partrick, experto en política del Golfo Pérsico, señala que «en el pasado, Irán ha presionado a EEUU y aliados para recordarles su capacidad de llevar a cabo contraataques asimétricos». De momento ni Arabia Saudí ni los Emiratos, ni tampoco el emisario de EEUU para Irán, han apuntado a Teherán.

Eso sí, el inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, advirtió a Irán de un ataque a intereses estadounidenses. «Si hacen algo lo van a pasar mal».

“The New York Times” aseguraba en su edición de ayer que el jefe en funciones del Pentágono, Patrick Shanahan, presentó la semana pasada un plan para desplegar hasta 120.000 soldados en Oriente Medio. El tamaño del contingente, según el rotativo, llevaría a pensar que EEUU descartaría invadir Irán.

El presidente iraní, Hassan Rohani, recordó que Irán «es un país demasiado grande para ser intimidado por nadie». Los iraníes calculan que si aguantan nueve meses EEUU levantará la presión y se avendrá a negociar.

Un escenario explosivo

Sin embargo, los expertos advierten del riesgo de un enfrentamiento total entre unos EEUU intratables y un Irán arrinconado económicamente pero que tiene sus picas de Flandes en las guerras de Siria y Yemen, sin olvidar a Líbano.

Todo ello sin obviar la agresividad de los saud y de sus aliados emiratíes contra Teherán, su bloqueo contra los qataríes y la omnipresencia de Israel en una zona crítica para el mercado y tránsito mundial del petróleo.

Volviendo al inicio, ¿qué pasaría si los huthíes, aliados políticos de Irán, lanzaran un misil sobre un petrolero saudí en el Mar Rojo?

 

El Pentágono filtra malestar con la «presión máxima» del círculo Trump

El Pentágono no oculta su preocupación por los efectos de la «presión máxima» contra Irán decidida por Trump y/o su entorno.

Incluir a los Guardianes de la Revolución y a la fuerza Al Quds en la lista de grupos «terroristas» ha puesto a sus soldados en el punto de mira.

Entre ellos a los 5.200 desplegados en Irak, devenido un protectorado de Irán, y a los 2.000 que mantiene en Siria, sin olvidar su bases en las satrapías del Golfo.

Fuentes anónimas del Pentágono insisten en que «claramente, no estamos interesados en un conflicto con Irán». D.L