Ixai BARRENETXEA
DONOSTIA
Entrevista
ELENA SETIÉN
VOZ, COMPOSICIÓN, MULTINSTRUMENTISTA...

«Siento que el arte nos puede servir de ventana hacia la esperanza»

Con 18 años, la donostiarra Elena Setién inicia un viaje cultural por diferentes ciudades. No obstante, será en Dinamarca donde encuentre el lugar idóneo para crecer junto a músicos de la escena jazzy e improvisadora. En 2015 regresa a su ciudad, desde donde lanza «Another kind of revolution», disco que presenta hoy en Kafe Antzokia de Bilbo y mañana en el Dabadaba de Donostia.

Elena Setién parte de Donostia en 1996 con destino a Londres para estudiar violín clásico animada por su madre, profesora de guitarra durante tres décadas. Setién transita por la música clásica, el jazz, la improvisación... y un presente que le sitúa entre el indie, el pop, la música ambiental/atmosférica y rastros de folk. Es multinstrumentista, con la voz y las teclas como elementos preferentes. Su voz no es un trueno, pero no le falta ni músculo, ni temple/afinación, ni talento para dominar sus melodías otoñales, como el color de sus ojos, repletas de sensualidad. El violín aparece en sus discos en solitario, pero tamizado por efectos. De momento no es una prioridad.

En 2015, tras 20 años, regresa a Donostia con su familia: compañero y dos hijos, todos daneses, pues es en Copenhague donde Setién se ha formado como música durante más de una década de intenso trabajo en diferentes proyectos. Desde su ciudad de nacimiento ha publicado dos discos: “Dreaming of earthly things” y el actual “Another kind of revolution”.

Las tensiones musicales que crea mediante el uso de teclados con diferente propósito, la voz con sus capas y reverb, el inteligente gusto en los arreglos, las etéreas guitarras más los silencios, se resuelven siempre de forma delicada y sutil. Realismo, emociones y beldad confluyen en “Another kind of revolution”, tres propuestas de complejo dominio y encaje, pero doblegadas sin piedad.

Setién propone desde el inicio un amplio duelo entre su voz y el resto de instrumentación, con los teclados (piano eléctrico Wurlitzer y Hammond) como primera fuerza de apoyo, pero sin obviar el notable gusto de los soportes de guitarra del danés Andreas Fuglebaek o del estadounidense Steve Gunn en dos canciones soberbias: “Another kind of revolution” y “She was so fair”, grabadas el 27 de abril en Kutxa Beltza de Kafe Antzokia, Bilbo, aprovechando que Steve tocaba el día anterior, músico que, por cierto, repite el próximo 2 de setiembre. Sin olvidar que Setién actúa hoy en Kutxa Beltza de Bilbo a partir de las 20.30 y mañana viernes en Dabadaba de Donostia a las 21.00.

Las diferencias entre el primer disco y los dos siguientes pueden ser notables, no tanto entre los dos últimos, ¿pero quizá les una a todos algo tan sutil como la búsqueda de la belleza sensorial?

La búsqueda de la belleza sensorial y existencial, ya que mediante los sentidos vivimos y podemos acercarnos a esa existencia que compartimos todos. Patti Smith dice que ‘estamos todos juntos vivos’, y es verdad. Estemos vivos mientras lo estamos: el resto es un misterio. En mis dos últimos trabajos he reflexionado sobre estos temas. Además, en el proceso de ‘Another kind of revolution’ perdí a mi padre inesperadamente; fue traumático. Pero la esperanza siempre vuelve, sale a flote después de la tormenta.

Cree en las utopías, una apuesta siempre esperanzadora, ¿quizá exista aún otra clase de revolución en una sociedad tan enferma/contaminada como la actual?

Y especialmente en una sociedad como la actual, siento que el arte nos puede servir de ventana hacia la esperanza. Leí hace poco un artículo que decía que hay estudios científicos incipientes que van sugiriendo que la experiencia estética es buena para el cerebro: activa sus conexiones y además puede que incluso ayude a desarrollar algo tan necesario como la empatía. Ya lo decía Platón. Pienso que vivimos un momento muy intenso; un momento en el que hay tensión entre una parte de la sociedad ultramaterialista, y otra que ha comenzado una búsqueda hacia adentro, esa otra clase de revolución.

No perdamos la ensoñación, dejarse llevar, bajar las pestañas, y permitir ser invadido por textos y música amiga.

La ensoñación es algo tan necesario como comer... Es comida para el espíritu. ¿Qué sería de una sociedad si no hubiera poetas?

El disco anterior se publica en 2017, dos años después llega esta sensorial «revolución» dentro de un ritmo de trabajo que no es costumbre en el «mercado» actual de referencias musicales e inhabitual en el plano creativo, más perezoso en general.

El trabajo es un proceso: siempre está en movimiento. Al terminar un disco, la mente ya está en el siguiente. Es fascinante. Como un deportista que está en forma: vive en entrenamiento continuo. Es una forma de vida.

Toca todos los teclados y este es el campo más presente en el actual disco; da la impresión de que es el paralelo geográfico por el que mejor se mueven sus convicciones actuales, composiciones y delicados arreglos.

Gracias. Tal vez, me di más tiempo a mí misma para llegar a la emoción en los arreglos.

Otra característica de la sonoridad de «Another kind of revolution» son las capas de voces, los juegos entre frases... y su trémolo.

El trémolo en la voz es algo que fue llegando poco a poco sin darme cuenta de ello, pero ha venido para quedarse. Se ha convertido en una característica, es verdad.

Suponemos que sus trabajos, y en especial en este, es una lucha entre los arreglos necesarios y los que puedan sobrar. Una pelea complicada: vestir, desvestir o insinuar.

Sí, hay que ir midiendo minuciosamente todo, y hay muchas ideas que al final se tiran por la borda. Es un equilibrio fino y hay que aguzar el oído para saber reconocer la medida justa.

«Another kind of revolution» es un álbum contemplativo, no nos lo imaginamos cómodo entre ruido de copas, murmullos de tragos, hiere nada más imaginarse perturbaciones...

Es un álbum contemplativo, pero creo que tiene la suerte de poder funcionar también como ‘música de fondo’. Tiene fuerza y creo que puede aguantar algún ruido de copas... pero al que le interese de verdad, lo tendrá que escuchar varias veces en silencio, en el coche, en un viaje por la meseta o con los cascos paseando. Así apreciará las capas más sutiles.

Que le dijera sí una discográfica como Thrill Jockey, dirigida por Bettina Richards, una ex-A&R del reconocido sello Atlantic y con un catálogo tan serio y personal, debió ser uno de sus días más acogedores, sensitivos y entusiastas.

Lo cierto es que fue un día muy feliz. Y el apoyo que me está dando la discográfica a largo plazo es muy valioso. Mi música no podía haber caído en mejores manos.

Ha grabado las baterías del disco, no es que su sonido sea el de la Velvet Underground, pero parece que de alguna manera hubo conexión con el inicio de la banda neoyorquina.

Cuando fui al estudio a grabar las baterías estuve leyendo bastante sobre Angus McLise, el primer batería de la Velvet. Su referencia a la naturaleza como fuente de inspiración me caló muy hondo. [McLise fue músico y poeta. Moría a los 41 años en Kathmandu, Nepal, victima de la tuberculosis, al parecer por la mala alimentación].

Hay dos temas en el disco que graba junto al guitarrista Steve Gunn, con base en Nueva York. Dos cortes muy envolventes.

Conocí a Steve Gunn en un concierto en Psilocybenea, Hondarribia, haciendo de telonera en su concierto de mayo de 2016. Tras este episodio seguimos en contacto y cuando pasó por Kutxa Beltza (Kafe Antzokia de Bilbo) en la primavera de 2017 hicimos una sesión de grabación allí mismo al siguiente día de su actuación. Grabamos ‘Another kind of revolution’ y ‘She was so fair’, composiciones que prácticamente no conocía. Creo que aportan mucho al disco.

¿Qué le sedujo de él?

Admiro su capacidad de evocar con su música. Su sonido da la sensación de tener más capas, más dimensiones. Escribe muy buenos temas.

Estudió violín en el conservatorio; sin embargo, es un instrumento que no tiene dimensión en su carrera en solitario. De hecho, se quema un violín en la contraportada de su nuevo disco.

Sí, el violín es el instrumento que estudié en el conservatorio clásico. Hoy día no lo tengo muy presente, es cierto, pero puede que vuelva a tener más presencia, nunca se sabe. En la cultura groenlandesa, hay un ritual en el cual queman instrumentos de caza antes de salir a cazar como purificación, y mi instrumento a purificar fue el violín.

Conocido el significado de la contraportada, ¿qué desea narrar en el frontal?

La portada evoca el norte, Groenlandia, y la imagen que tenía yo de mí misma cuando era niña: ¡me imaginaba que era esquimal!

¿Qué músicos le acompañan en directo?

Mikel Azpiroz, teclados, Karlos Arancegui, batería, y yo. Hemos tocado ya juntos y se puede decir que estamos en forma.