V.E.
LA CARGA

La mala conciencia como pesada carga histórica

El joven cineasta Ognjen Glavonic ya dio, en 2016, muestras de su innegable talento en “Depth Two”, escalofriante documental experimental presentado en la Berlinale, y que se propuso desenterrar (de forma literal y metafórica) los fantasmas de un pasado (de la guerra de los Balcanes hablaba el hombre) con el que todavía teníamos que pasar cuentas. La memoria histórica se convertía así en un monstruo que se creía con derecho de cobrarse víctimas... que en realidad eran verdugos.

Pues bien, el siguiente paso en tan breve pero de momento intensa filmografía, lo vivimos el año pasado en la Quincena de los Realizadores de Cannes. “La carga” es la primera incursión de Glavonic en la «ficción» cinematográfica, y como si fuera la vijésima. El control que este director serbio muestra en el tempo de la narración y en la gestión del punto de vista de la acción, nos habla de un maestro prematuro. De alguien que entiende a la perfección las consecuencias de cada decisión tomada para dar forma a un relato fílmico. En esta ocasión, se prolonga el terror del genocidio producido en su país natal, a finales del siglo XX. Lo que vemos es a un camionero llevando una misteriosa carga, desde Kosovo hasta Belgrado, pero lo que sentimos es una road movie fantasmagórica, que nos habla sobre la desolación humana.