Víctor ESQUIROL
CANNES

Los últimos fueron los primeros: Palma de Oro para Bong Joon-ho

La 72ª edición del Festival de Cine de Cannes, con una de las selecciones de películas más potentes de los últimos años, clausuró con un palmarés que en un principio pareció ir en contra del guion, pero que en realidad tuvo todo el sentido del mundo. La gloria, muy merecida, fue para los «Parásitos» del cineasta surcoreano Bong Joon-ho, quien se mostró muy emocionado al subir a recoger un premio que aseguró que no se esperaba.

A Bong Joon-ho, nunca está de más recordarlo, le descubrimos con “Perro ladrador, poco mordedor”, su ópera prima, presentada en la 48ª edición de Zinemaldia. Era el año 2000, un punto que ya parece muy lejano en la Historia, pero incluso ahí, ya entendimos que la cinematografía surcoreana estaba destinada a marcar sensación (quién sabía si a dejar auténtica huella) en el panorama mundial de la autoría. En aquel entonces, ya estaban en activo monstruos del calibre de Park Chan-wook, Kim Ki-duk, Lee Chang-dong, Kim Jee-woon o Hong Sang-soo. Directores que, al poco tiempo, concretarían todo lo que intuíamos de ellos, y consiguientemente camparían a sus anchas en todos los grandes templos de la cinefilia. Pues bien, en este concurrido e híper-competitivo panorama, apareció Bong Joon-ho. Fue el último en llegar y, qué cosas, fue el primero en conquistar ese placer incomparable que es tocar el cielo. Esto, poniéndonos materialistas, es algo que en este –loco– mundillo solo se puede conseguir a través de un trozo de metal precioso. De un objeto cuyo valor, esto sí, es principalmente simbólico. Ahí está el qué.

Se trata de la Palma de Oro, ese galardón que culmina, cada año, la celebración más grande, glamourosa, prestigiosa... importante, con el séptimo arte como excusa principal. En Cannes se deciden, desde hará ya 72 años, las formas, temáticas y tonos que definirán la vanguardia fílmica. Doce días en la Croisette, dice la proporción aritmética, equivalen a un año entero. Y en efecto, fichando en este certamen, se obtiene una imagen, en altísima definición, de todo lo que va a dar la temporada.

Así de fundamental es triunfar en Cannes... y así de crucial se convirtió, en un abrir y cerrar de ojos, el cine de Bong Joo-ho. Bastó con que Alejandro González Iñárritu (presidente este año del jurado cannois) pronunciara su nombre, no sin antes dejar claro que el fallo que estaba a punto de emitir, había sido tomado por unanimidad. “Parasite”, esperado regreso del cineasta surcoreano a su país (después de dos erráticas aventuras financiadas con dinero estadounidense), se alzó como vencedor absoluto en una edición de altísimo nivel competitivo.

En el otro extremo quedó el gran derrotado. Pedro Almodóvar, pilar fundamental del cine de autor durante las últimas décadas, acudió a la Croisette con “Dolor y gloria” bajo el brazo. Con una obra que se antojaba como definitiva, se la mirase como se la mirase. Pues ni así. Su película auto-biográfica se tuvo que conformar (aunque para nada fue premio menor) con el reconocimiento a la Mejor Actuación Masculina, otorgado a un Antonio Banderas que, para liarlo todo un poco más, se encargaba de dar vida, en la gran pantalla, al álter ego del legendario cineasta manchego.

No pudo ser. Esta vez tampoco. El agravante, por aquello de urgar un poco en el dolor, es que ahora sí parecía que todo estaba a punto para esa conquista final de lo eterno. En fin, quedó la alegría de Banderas (quien por cierto acababa de conquistar el primer gran premio de su carrera), quien tuvo a bien acordarse del maestro. Y con esto, siguió la leyenda negra de ese gloria que, tan caprichosa, a veces escapa a los más grandes.

A lo mejor estaba escrito. A lo mejor “Parasite”, esa indiscutible Palma de Oro, ya dejó claro por dónde irían los tiros. Al fin y al cabo, de lo que trata este endiablado thriller es sobre la rigidez en la escala –social– que separa a los privilegiados de los desfavorecidos (o si se prefiere, a los que van a ganar de los que van a perder)... y sobre la posibilidad de invertirla.

Los últimos fueron los primeros. Los que estaban abajo terminaron arriba. Ganó Bong Joon-ho, autor de obras maestras como “Memories of Murder” (presentada, por cierto, y también, en Zinemaldia). Los compañeros de baile que le asignó la providencia (tanto en su país como ahora en Cannes) parecían presagiar mucha hambre, pero no, al final toda la gloria fue para él. Para ese autor que creyó, desde el principio, en que las ficciones del cine de género pueden servir para radiografiar el mundo real; a lo mejor, para cambiarlo. Y sí. Estaba escrito.

Más allá del titular, el palmarés se saldó con la proporción habitual de aciertos y tropiezos (en esto, Cannes no se distingue de los demás). Si bien hubo que lamentar el excesivo caso a una película tan verde como “Atlantique”, de la joven Mati Diop (incomprensible Gran Premio del Jurado), así como cuestionarse el sentido de la Mejor Dirección otorgada a los hermanos Dardenne por “El joven Ahmed” (una cinta rodada con piloto automático estilístico), pudimos aplaudir el resto de decisiones.

Emocionó la Mención Especial a una propuesta tan discretamente emocionante como “It Must Be Heaven”, del gran Elia Suleiman. Y pareció justo el Mejor Guion para el impecable texto de Céline Sciamma en “Portrait de la jeune fille en feu”, así como considerar que Emily Beecham, protagonista de “Little Joe”, de Jessica Hausner, merecía alzarse como Mejor Actriz.

Al final, ya se ve, quedó todo en orden. Pesos pesados como Pedro Almodóvar, Ken Loach, Terrence Malick y Quentin Tarantino se quedaon en la sombra... pero la luz fue para alguien que precisamente venía de ahí. Ganó Bong Joon-ho, señor de los “Parásitos”, rey de la Croisette. Un cineasta de los nuestros.

Palmarés

PALMA DE ORO

“Parasite”, de Bong Joon-ho.

GRAN PREMIO DEL JURADO

“Atlantique”, de Mati Diop.

PREMIO DEL JURADO

Ex aequo para “Les misérables”, de Ldj Ly y “Bacurau”, de Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles.

MEJOR DIRECCIÓN

Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne por “El joven Ahmed”.

MEJOR GUION

Céline Sciamma por “Portrait de la jeune fille en feu”.

MEJOR ACTRIZ

Emily Beecham por “Little Joe”.

MEJOR ACTOR

Antonio Banderas por “Dolor y gloria”.

FIPRESCI

“It Must Be Heaven”, de Elia Suleiman; “The Lighthouse”, de Robert Eggers.

UN CERTAIN REGARD

“The Invisible Life of Eurídice Gusmao”, de Karim Aïnouz.

MENCIÓN ESPECIAL

Elia Suleiman por “It Must Be Heaven”.