Dabid LAZKANOITURBURU

El Ejército consuma el golpe y rompe todo diálogo con la oposición sudanesa

Tras desalojar la acampada opositora, el Ejército sudanés ha consumado el golpe y ha anulado todos los acuerdos para una transición del poder a los civiles. Promete «elecciones» en nueve meses.

El anuncio sigue al brutal desalojo el lunes de la acampada opositora ante el cuartel general del Ejército en la capital, jartum, y que se ha saldado con un balance provisional de 35 muertos y cientos de heridos.

El Ejército justificó el desalojo aduciendo que había zonas de «actividades ilegales» en la acampada, instaurada el 5 de abril. Casualmente, los días anteriores se registraron varios incidentes con tiroteos y muertos en las inmediaciones de la acampada, que la oposición no dudó en denunciar como provocaciones para sembrar el caos y justificar el asalto en nombre de la «seguridad».

Esta hipótesis llega abonada por el hecho de que no fueron los soldados los que desalojaron la acampada sino las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), considerada una mutación paralela de las milicias Janjaweed, fuerza de choque del régimen del derrocado Omar al-Bashir y acusada de atrocidades en Darfur (oeste).

El Ejército, que apartó del poder a Al-Bashir el 11 de abril, anunció por boca de su nuevo hombre fuerte, el general Abdel Fattah al-Burhane, «la suspensión total de las negociaciones con la (opositora) Alianza por la Libertad y el Cambio, la anulación de lo que se había acordado hasta ahora y el compromiso para celebrar elecciones en un plazo de nueve meses», comicios «bajo supervisión regional e internacional», prometió el general Al-Burhane.

La oposición, que anunció la víspera la ruptura de «todo contacto político» con la junta militar e instó a la «huelga total e indefinida y a la desobediencia civil para tumbar al régimen», apeló a la población a salir a la calle ayer, día de la fiesta del Eid-el-Fitr.

Lo hizo por boca de la Asociación de Profesionales Sudaneses (SPA), principal fuerza en el seno de la Alianza, que instó a salir a la calle a «rezar por los mártires» y a manifestarse con marchas pacíficas.

El viejo régimen trató de frenar las protestas postergando para hoy miércoles la fecha oficial del Eid-el-Fitr, como anunció la agencia oficial de prensa sudanesa Suna.

Hospitales rodeados

En paralelo, el Ejército sacó a la calle a los paramilitares del RSF que, a bordo de pick-ups, controlaban las principales arterias y los accesos a los puentes sobre el Nilo y tenían rodeado el Royal Care Hospital de la capital, que albergaba a docenas de heridos. El comité central de médicos sudaneses denunció que esas fuerzas paramilitares dispararon también contra el interior del hospital Charq al-Nil, cerca de la capital.

Pese al pavor que provocan los herederos de las milicias Janjaweed, movilizaciones ocuparon las calles de las ciudades de Kassala, Gedaref, Sennar y Atbara (centro), y en Port-Sudán, ciudad esta del este del país donde los manifestantes coreaban lemas a favor del derrocamiento de la junta militar.

La junta y la oposición habían acordado un período de tres años de transición y la formación de un Consejo Soberano transitorio, así como un Parlamento con dos tercios de diputados de la Alianza y el resto de otras fuerzas políticas.

Los militares exigían la Presidencia y una amplia representación en el Consejo, lo que abocó a la ruptura de las negociaciones el pasado 20 de mayo.

La larga mano de las satrapías del Golfo

El general y nuevo hombre fuerte de Sudán, Abdel Fattah al-Burhane, es un militar de carrera desconocido pero que ha tenido estos años un papel central en la participación del Ejército sudanés en la guerra liderada por Arabia Saudí en Yemen.

Sostenido por tanto por Ryad y por los Emiratos Árabes Unidos, Al-Burhane fue aupado el 12 de abril a la jefatura de la junta militar cuando su predecesor, el general Awad Ibn Ouf, vio cómo los manifestantes, que forzaron el derrocamiento la víspera de Omar al-Bashir, cambiaban el nombre del destituido presidente por el suyo y exigían su dimisión.

Si el general Ibn Ouf encarnaba para los manifestantes el régimen de Al-Bashir, Al-Burhane es el nexo militar con los regímenes árabes más retrógrados. Desde su nombramiento, ha viajado al Egipto del mariscal Al-Sissi, a Arabia Saudí y a los Emiratos Árabes Unidos.

En clave interna, destacan las estrechas relaciones del general con los paramilitares del RSF, las fuerzas de choque que desalojaron la acampada opositora.D.L.