Ramón SOLA
JORNADAS DE DEBATE EN LA UNIVERSIDAD DE DEUSTO

JUSTICIA RESTAURATIVA, UNA APUESTA EUROPEA MUY VÁLIDA EN EUSKAL HERRIA

EL CONCEPTO DE JUSTICIA TRANSICIONAL TENÍA MUCHO ECO CUANDO ETA DEJÓ LAS ARMAS. PERO EN EUROPA AHORA SUENA MÁS OTRO CRITERIO, PARALELO AL ANTERIOR TODA VEZ QUE AMBOS BUSCAN SALIDAS MÁS ALLÁ DE LA JUSTICIA PUNITIVA CLÁSICA: ES LA JUSTICIA RESTAURATIVA, CON POTENCIAL EN UN ESCENARIO YA SIN ETA... NI «VÍA NANCLARES».

En las dos primeras mesas redondas de las jornadas internacionales sobre Justicia Restaurativa que reúnen a 200 expertos en la Universidad de Deusto no se citó a ETA, pero sí se remarcó y reiteró que este método vale «para todos los delitos» y no solo «los menos graves». Y que este tema concreto es uno de los que podrían abordarse en términos «restaurativos», quizás no en el corto plazo pero sí a medio o largo, se percibe en datos como la elección de Euskal Herria como sede de este debate europeo, la inclusión en el programa de una representación teatral basada en la «vía Nanclares», o la presencia del delegado español en la CAV, Jesús Loza.

En octubre del pasado año, el Consejo de Europa recomendó a todos los estados que impulsen la Justicia Restaurativa, definida –frente a la Justicia penal clásica o punitiva– como «una forma de pensar la Justicia cuyo foco de atención son las necesidades de las víctimas y los autores o responsables de los delitos, y no el castigo a estos últimos ni el cumplimiento de principios legales abstractos». En países como Holanda tiene ya potente desarrollo legal, al contrario que en el Estado español. Y el Gobierno de Gasteiz se declara, según palabras de la consejera María Jesús San José ayer en la apertura, «a la cabeza de Europa en este ámbito».

¿Es el ejemplo de la «vía Nanclares» un modelo? Cada asistente al congreso (hay desde jueces y profesores a policías y funcionarios de prisiones) tendrá su propia opinión tras asistir anoche al montaje teatral ‘‘La Mirada del Otro’’&flexSpace;y debatir sobre ello posteriormente. Yendo a los datos objetivos, lo cierto es que aquellos «encuentros restaurativos» entre ese reducido grupo de presos y víctimas de ETA fueron escasos. Y sus efectos jurídicos, otro tanto: por ejemplo, el preso Ibon Etxezarreta (acogido a esta vía y que participó en una de esas reuniones con Maixabel Lasa, viuda de Juan María Jáuregui) no ha salido de prisión con regularidad hasta hace unos meses, cuando ya llevaba más de 17 años de cárcel.

Hoy la «vía Nanclares» ya no existe, pero hay más de 250 presos y cientos de víctimas de ETA a los que la Justicia Restaurativa podría ofrecer salidas nuevas (con muchos matices, porque por ejemplo las acciones de parte de esos presos no han generado víctimas). Todo dependería primero de que se articulara un marco adecuado y después de la voluntad de unos y otros.

Preguntados por la posibilidad de encuentros con las víctimas en una entrevista a GARA el pasado verano, los representantes de EPPK Ainhoa Mujika y Jon Olarra indicaban que «primero se debería sacar a las víctimas del espacio de la confrontación política» para evitar el objetivo de «desgaste del adversario». Luego tendían la mano para contruir «un marco de resolución inclusivo, plural y constructivo» en el que se pueda abordar también la cuestión de las víctimas y allanar con ello posteriores espacios de encuentro basados en «la voluntad de las partes y no en condicionantes impuestos ni peajes de ningún tipo».

Hay un horizonte, por tanto, aunque sea difuso. De momento, lo que estas jornadas de Bilbo evidencian sin duda es que Europa apuesta por esta fórmula con carácter general. Así, Edit Törzs, directora del Foro Europeo para la Justicia Restaurativa, afirmó que hoy día «toda persona en Europa tiene derecho a acceder a la Justicia Restaurativa en cualquier momento y en cualquier caso».

El resto de expertos intervinientes coincidieron en que este sistema vale para encauzar todo tipo de cuestiones penales, buscando lograr, en palabras del exjuez y activista holandés Theo de Roos, «un win-win, llegar a una reconciliación o al menos un reconocimiento del dolor, dando a los ciudadanos más responsabilidades». De Roos añadió que esta opción restaurativa debe existir en todas las fases del procedimiento, «desde la investigación policial a la fase de detención y también durante la ejecución del castigo».

La consejera San José hizo una defensa elocuente de esta forma de entender la Justicia. «Personalmente me identifico con esos principios. Considero que aportan valores para la convivencia, valores que repercuten en las víctimas y en el conjunto de la sociedad. Puesto que el delito genera daños, la Justicia debe sanar especialmente las relaciones humanas. Y al implicar a la sociedad, estamos devolviendo protagonismo y capacidad de decisión a las personas. La Justicia Restaurativa también resulta beneficiosa para la salud mental de las víctimas al reducir los síntomas de estrés postraumático. Y estudios empíricos demuestran que, frente a la Justicia tradicional, se muestra más efectiva a la hora de reducir la reincidencia en el delito».

Víctimas y victimarios

Hubo un matiz importante entre los diferentes intervinientes. Mientras los expertos internacionales insistieron en que la Justicia Restaurativa debe beneficiar o reparar tanto a quienes han sufrido el delito como a quienes lo han cometido, los oradores vascos y españoles no fueron tan coincidentes.

Así, la fiscal superior de la CAV, Carmen Adán, o el presidente de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJPV, Luis Ángel Garrido, se refirieron casi exclusivamente a las víctimas. Por contra, Concha Sáez, vocal del Consejo General del Poder Judicial marcadamente progresista (la propuso IU), apuntó que el delito «causa daños a la víctima pero también al infractor y sus familiares, a toda la sociedad, y hay que disminuir ese daño y recuperar las relaciones sociales a través de un proceso de diálogo». San José se situó en una posición intermedia al abogar por «poner en el centro de la acción a la víctima y su restauración, para llegar a la reinserción del victimario, pasando por que todo tenga impacto positivo en la sociedad».

Ian Marder, catedrático de una universidad irlandesa y uno de los artífices académicos de esa recomendación europea a los estados, no ocultó las dificultades al indicar que los defensores de la Justicia Restaurativa «somos muy buenos en empatizar con víctimas y victimarios, pero tenemos que hacerlo también con políticos y juristas, porque les estamos pidiendo algo que no están acostumbrados a hacer y que además les supone más trabajo». Y De Roos apostilló: «No se trata de abolir la Justicia Penal, pero donde sea posible se deberían intentar estos procedimientos. Sin presionar a la víctima, claro, pero del mismo modo evitando que una no-colaboración conlleve una condena más dura para quien ha cometido el delito».

«Beneficia a la salud mental de las víctimas y es más efectiva para reducir la reincidencia»

M.J. SAN JOSÉ

Consejera de Lakua

 

«Dostoievski ya decía que la civilización de una sociedad se mide por el trato a sus presos»

LUIS ÁNGEL GARRIDO

Presidente de sala del TSJPV

 

«El delito daña a la víctima, pero también al infractor y a toda la sociedad; ese daño hay que disminuirlo»

CONCHA SÁEZ

Vocal del CGPJ

 

«Esto es ‘win-win’ y se debe intentar donde sea posible»

THEO DE ROOS

Exjuez holandés

 

«Toda persona tiene derecho a Justicia Restaurativa, en cualquier caso»

EDIT TÖRZS

Presidenta del Foro Europeo por la Justicia Restaurativa (EFRJ)