Amparo Lasheras
Periodista
AZKEN PUNTUA

Arrogante hegemonía

Me cuesta asumir que el PNV mantenga su hegemonía después de las elecciones del 26M. Me cuesta aceptarlo porque me siento muy distante de sus propuestas y, cuando esto sucede, es más que razonable desear que pierda las mayorías y se quede en un segundo o tercer plano, aunque el último sería el ideal. Según decía J. M. Esparza en su artículo (6-6-2019) el PNV constituye la burguesía que necesita todo proceso de independencia. Tal vez tenga razón pero, precisamente por ello, no me alegran, me preocupan sus éxitos electorales porque no pierdo de vista las políticas sociales de corte neoliberal que aplica desde su poder institucional, compartido casi siempre con un partido tan españolista como el PSE y, en ocasiones, hasta con el PP. Y tampoco deseo pasar por alto los intereses económicos que representa y que quedaron patentes el pasado sábado en Gasteiz, en la asamblea del SEA, donde el máximo representante del empresariado español (CEOE) elogió la gestión de Urkullu en el Ejecutivo vasco. «Te felicito lehendakari –dijo– por esa estabilidad y moderación que das a tu gobierno. Es el futuro que nosotros necesitamos». Y por último, cuando en la arrogancia de su hegemonía se atreven a decir que las huelgas son «antipatrióticas», no olvido la precariedad laboral, origen de pobreza y desigualdad, que se esconde tras la anunciada «evolución positiva del empleo».