Periodistas, médicos, abogadas, feministas, sindicalistas, artistas o deportistas, por citar algunos perfiles, son las 150 personas que han rubricado en principio el manifiesto, elaborado por el bertsolari Jon Maia, en solidaridad con los y las 47 ciudadanas que se enfrentan a una petición fiscal total de 601 años por su solidaridad hacia los presos vascos. Son quienes arrancan una suma de adhesiones que, confían, será multitudinaria.

Uno de ellos, el periodista Beñat Zarrabeitia, y Ana Mezo, de la plataforma de mujeres pensionistas Oneka, se encargaron ayer, en Kafe Antzokia, de presentarlo a la opinión pública arropados por caras conocidas como Pako Letamendia, Edorta Jimenez, Lutxo Egia o Onintza Enbeita, entre otros. El documento cuenta con el respaldo inicial de los lehendakaris Juan José Ibarretxe y Carlos Garaikoetxea; los escritores Bernardo Atxaga, Toti Martínez de Lezea e Irati Jimenez; los músicos Fermin Muguruza, Eñaut Elorrieta e Ines Osinaga; el alpinista Alex Txikon o el futbolista rojiblanco Mikel San José.

Sus promotores entienden que el juicio que se iniciará el 16 de setiembre en la Audiencia Nacional «está fuera de tiempo y lugar», al considerar que choca con los deseos de paz y justicia de la ciudadanía vasca. «La sociedad quiere avanzar y para afrontar el futuro con las mejoras garantías es necesario cerrar las heridas y resolver los nudos del pasado. No debemos inventar nuevas cadenas ni queremos nuevos nudos que nos aprieten todavía más. No necesitamos –insistieron– piedras en el camino ni queremos que se abran nuevas heridas y se genere más dolor».

Incidieron en que la mayoría social «quiere ir hacia delante» y no está dispuesta a aceptar situaciones que nos hagan retroceder al pasado. «La convivencia, la paz y la justicia son tesoros muy preciados para cualquier sociedad, también lo son para la nuestra», señalaron, por lo que estiman es necesario responder y parar procesos articulados desde la «lógica del conflicto». Esas dinámicas, advierten en su reflexión, pueden «contaminar» el presente que se está construyendo.

Manifestaron que quieren construir una nueva sociedad y están convencidos de que los valores y la sensibilidad respecto a los derechos fundamentales forjados durante estos años son los cimientos sobre los que construirla, citando el respeto a todos los derechos humanos de todas las personas, los derechos colectivos, la solidaridad, la empatía y la convivencia. «El futuro es la casa común que tenemos que construir entre todos y todas, por la vía del diálogo y el respeto de todos los derechos», defienden.

Quienes firman el manifiesto aclararon que no hablan únicamente de la cincuentena de personas que se sentarán en el banquillo en San Fernando de Henares. «Las personas, agentes e instituciones que vivimos en el país conformamos una sociedad abierta y plural, deseosa de continuar el camino emprendido», prometen, conscientes de la importancia del trabajo realizado por los procesados en favor de la paz y de la resolución.