Amaia U. LASAGABASTER
FRANCIA 2019

Estados Unidos agranda su leyenda con su cuarto Mundial

Llegó a Francia como el rival a batir y ha podido con la presión y con todos sus contrincantes. Estados Unidos es la mejor selección del mundo y de la historia. Con su victoria ante Holanda conquista su cuarto Mundial, a los que añade una plata y tres bronces. Las europeas, que aguantaron una hora, se consuelan con su primera medalla mundialista.

ESTADOS UNIDOS 2

HOLANDA 0


La rebelión europea no ha podido con Estados Unidos. Con menos superioridad respecto a sus rivales y con más apuros para ganar los partidos complicados pero sigue siendo la mejor selección del mundo. Y de la historia. Conquista su cuarto Mundial, a los que añade una plata y tres bronces –es la única selección que siempre ha ocupado plaza de podio–, además de otros cuatro oros olímpicos. Era el rival a batir cuando llegó a Francia hace un mes y ha superado la presión y a todos sus contrincantes, incluyendo a los otros dos grandes candidatos al título, además de la campeona europea e incluso a Suecia, bronce, a la que también se impuso en la fase de grupos.

Poco, nada en realidad, hay que reprochar a la victoria de las estadounidenses. Dominan todas las facetas del juego, nunca fallan y siempre aprovechan su oportunidad, por mínima que sea. Y no hay ningún otro equipo del que se pueda decir lo mismo. Ni siquiera de Holanda, pese a que la selección oranje haya protagonizado un magnífico torneo que le ha permitido colgarse la primera medalla mundialista de su historia dos años después de ganar la Eurocopa –y le ha dado el primer billete a unos Juegos Olímpicos–.

Una selección que también ayer estuvo a la altura. Pero a la suya, no a la de su rival, todavía inalcanzable. Holanda, que se sabía inferior, hizo todo lo que estaba al alcance de su mano para forzar la sorpresa. Mientras Jill Ellis, con Rapinoe y Mewis de vuelta, optaba por un once sin estridencias, Sarina Wiegman reconfiguró su equipo, con el objetivo evidente de frenar a las norteamericanas y buscar las cosquillas a sus centrales a la contra. La seleccionadora holandesa dibujó dos líneas de cuatro –con Dekker reforzando al eje de la zaga y desplazando a Bloodworth a la izquierda–, con Miedema por delante y la veloz Beerensteyn más adelantada aún, esperando algún balón que le permitiese sorprender a Dahlkemper y Sauerbrunn.

El planteamiento de Wiegman ha funcionado en la primera parte, permitiendo a Holanda llegar al descanso con el marcador a cero y, por tanto, con sus opciones de victoria intactas. Lo posibilitó el esfuerzo de sus futbolistas, especialmente el sacrificio que realizaron las centrocampistas y una Miedema en posición inhabitual obstaculizando las transiciones de su rival, y sobre todo la actuación de su guardameta. Cuando todo falló ante el empuje de Estados Unidos, que puede que no se sintiera cómodo en ningún momento pero no dejó de buscar el gol con convicción, Sari Van Veenendal se sumó a la reivindicación que han realizado las guardametas a lo largo de todo el torneo con un buen repertorio de paradas. Sobre todo en un doble despeje a Ertz en un saque de esquina, ante un remate de Morgan que tocó lo justo para enviar al palo y, sobre todo, tras un latigazo de la propia Morgan desde la frontal que envió a córner con una gran estirada.

Enfrente, Naeher apenas tuvo que salir un par de veces de su marco para cortar dos escapadas de Beerensteyn. Ese era el gran problema del plan holandés, que la manta no daba para todo –el primer tiempo acabó sin un solo disparo a puerta por parte oranje–. Ese y, es obvio, que el equipo que más ataca más posibilidades tiene de hacer daño. Y más si es como Estados Unidos, repleta de jugadoras que, desde cualquier posición, entran al área o rematan a puerta en cuanto ven media ocasión. Y eso siempre acaba forzando algún error por el agobio o genera situaciones de peligro –córners, faltas, rechaces– que pueden acabar en gol.

Así fue. Al cuarto de hora de la reanudación, Van der Gragt quiso despejar un balón colgado en busca de Morgan pero golpeó a la californiana. Para cuando Stéphanie Frappart se acercó a la pantalla del VAR ya se conocía el resultado, viendo el criterio que se ha manejado durante todo el torneo, y la colegiada francesa no fue la excepción. Penalti, amarilla para la central holandesa y gol de Rapinoe.

Holanda tuvo que cambiar de chip y a su rival se le iluminó la cara. Diez minutos después encontró uno de los huecos que tan en falta había echado en el primer tiempo. Lavelle condujo sin oposición desde el centro del campo, burló a Van der Gragt en la frontal y enchufó el 2-0.

Rapinoe, infatigable, sirvió la sentencia en un par de ocasiones pero ni Heath ni Dunn estuvieron finas. No importó, la final estaba sentenciada. Sin excesos, porque Holanda no se descompuso, pero en esos veinte minutos se vio siempre más cerca el tercer gol estadounidense que el primero de Holand

Bota y Balón de Oro convierten a Megan Rapinoe en la gran triunfadora del torneo

Si hay que ponerle un nombre propio al Mundial, no hay duda, se trata de Megan Rapinoe. Además de proclamarse campeona del mundo con su selección por segunda vez, la californiana, MVP de la final, se lleva la Bota y el Balón de oro del torneo, lo que además le convierte en la principal favorita a adjudicarse el premio «The Best» de la FIFA el próximo otoño.

Todo fue perfecto ayer para Rapinoe, que tras perderse la semifinal por molestias físicas, regresó al once con el brazalete de capitana en el brazo. Fue la única atacante capaz de generar peligro en la primera parte y además abrió el marcador transformando un penalti en el segundo tiempo.

Era su sexto gol, los mismos que han anotado Alex Morgan y Ellen White. Pero las asistencias acabaron dando la Bota de Oro a la futbolista del Reign. Por si fuera poco, Rapinoe fue elegida MVP del partido y se llevó el Balón de Oro a la mejor jugadora del Mundial. Una clasificación en la que le secundaron Lucy Bronze y Rose Lavelle.

Junto a la plata, Holanda se llevó otro premio, el Guante de Oro que se adjudicó Sari Van Veenendal, mientras a Francia le correspondió el galardón al «fair play».

«Es increíble –reconocía una emocionada Rapinoe, sólo puedo pensar en todas las personas que han trabajado por esto, todas las jugadoras, las familias, que están aquí con nosotras... Es extraordinario, surrealista». «Es una recompensa, el día más importante –añadió–. Estamos muy cansadas pero locas de alegría. Eso es lo que nos hace diferentes, que estamos locas. No nos rendimos, estamos unidas y lo damos todo para ganar», añadió.

Por cierto, al cierre de esta edición, Donald Trump no se había pronunciado al respecto.A.U.L.