GARA
DAMASCO

Turquía frena la ofensiva de Al Assad en el noroeste de Siria

El apoyo de Turquía a rebeldes y yihadistas en el noroeste de Siria, y la alianza turco-rusa –con compra de misiles de por medio– impide a Damasco consolidar la ofensiva lanzada en abril y con la que esperaba hacerse rápidamente con el bastión insurgente.

El Ejército sirio y sus aliados han encontrado en el noroeste del país una resistencia mucho mayor que en otros feudos insurgentes. La provincia de Idleb –además del norte de Hama y parte de la de Alepo– constituye el último gran bastión del grupo yihadista del antiguo Frente al Nosra y de varios grupos rebeldes sirios; el lugar donde se les permitió escapar a cambio de ceder sus posiciones en varios puntos del país.

El Gobierno de Bashar Al Assad esperaba concentrarlos y barrerlos allí gracias al respaldo de la fuerza aérea de Rusia.

Pero la ofensiva que comenzó en abril encuentra aquí un nuevo factor. Turquía proporciona a estos grupos, entre otras municiones, eficaces misiles antitanque que impiden un avance por tierra tras los bombardeos rusos. «Si usan incluso esos misiles para atacar a la infantería, significa que les están abasteciendo bien», explica un comandante rebelde bajo condición de anonimato.

La campaña de Idleb pone de manifiesto una vez más la compleja realidad que distorsiona las alianzas en Siria, particularmente en el noroeste, donde Turquía tiene fuerzas desplegadas de acuerdo con Rusia e Irán, los dos grandes aliados de Al Assad. Ankara evita criticar a Rusia por atacar a los rebeldes y a la población civil de la zona, por no dañar sus relaciones bilaterales y a Moscú le ocurre otro tanto. Una alianza que ya pagaron los kurdos –verdadero objetivo de Ankara– con la pérdida de Afrin y otros territorios avalada por Moscú.

Por su parte, Irán ha preferido mantener un perfil bajo en esta campaña, frente al papel crucial que desempeñó para ayudar al Ejército sirio a retomar territorios cerca de las fronteras de Irak, Líbano e Israel. Su aliado Hizbulah anunció el viernes que reducirá el número de combatientes en Siria.

Previsión de un largo conflicto

Las perspectivas de nuevos avances del Ejército sirio no solo están enturbiadas por la presencia de Turquía, sino por el despliegue de las fuerzas estadounidenses en el este y en el noreste del país, apoyando a los combatientes kurdos, enemigos simultáneos de los grupos yihadistas y de la propia Turquía.

Ocho años después del inicio de la guerra, Siria está fragmentada en zonas de influencia estadounidense, rusa, turca e iraní. «Varios frentes que van a seguir así mucho tiempo, sin que ni el régimen ni sus aliados tengan las ganas ni la capacidad de cambiar sus líneas», explica un diplomático occidental bajo condición de anonimato. La ofensiva sirio-rusa ha conseguido que los yihadistas del antiguo Frente al Nosra, ahora Frente Tahrir al Sham (HTS), hayan unido fuerzas con los rebeldes para repeler los ataques.

Sin embargo, la alianza tampoco termina de encajar. Analistas de “The Independent” conciben a esta organización como «la versión inteligente de Estado Islámico», que ha decidido avanzar poco a poco.

Tahrir al Sham, oficiosamente, forma parte de la frágil estructura de Gobierno en Idleb, pero los residentes denuncian que están consolidando su dominio sobre la provincia con la misma brutalidad que el ISIS, imponiendo su versión más extrema de la ley islámica.

Al menos 544 civiles, entre ellos 130 niños, han muerto desde el inicio de la ofensiva en la provincia, según el opositor Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH). De acuerdo con la ONU, al menos 300.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus casas.

Para el OSDH, esta campaña ha sido «un miserable fracaso de Rusia y Siria». Lo que a principios de abril, tras bombardeos y la toma de una veintena de localidades, parecía el comienzo de la victoria definitiva se vio interrumpido en junio por el contraataque de rebeldes y yihadistas, que no solo recuperaron estas zonas sino que se apropiaron de zonas adicionales. Solo la semana pasada murieron más de 100 combatientes de ambos bandos. Ankara entró en acción en algún momento del mes de mayo, no solo por los intereses citados, sino por temor a una nueva ola migratoria de sirios. Mientras acusa al Gobierno sirio de atacar deliberadamente a la población civil y a sus puestos militares en Idleb, reitera su disposición a cooperar con el Kremlin, sobre todo cuando está recibiendo ya el moderno sistema de defensa antiaérea S-400 por parte de Rusia, desafiando a su aliado EEUU y a la OTAN.

Fuentes diplomáticas occidentales coinciden en que el Gobierno sirio ha sufrido demasiadas bajas para tan pocas victorias y que Turquía envía así un mensaje: «Si quieren Idleb, tendrán que negociar».