EDITORIALA
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El nuevo VW trae una estabilidad relativa

Volkswagen anunció ayer que la planta de Nafarroa montará un nuevo modelo de automóvil a partir del año 2021. Este será el tercer coche que se ensamble en la planta de Landaben. Poco ha trascendido sobre las características de este nuevo vehículo, aunque el hecho de que los responsables no prevean nuevas inversiones –el cambio fundamental se hizo en 2016– y tampoco una ampliación de la plantilla, apunta a que el coche será una variante de los que actualmente se construyen en Nafarroa.

Esta circunstancia por sí misma –fabricar una variante de lo que ya se ensambla– da cuenta del delicado momento que vive el sector de la automoción en el mundo. La caída de las ventas, las dudas que provocan los motores diésel, el cambio climático, las crecientes restricciones a la circulación, y la apuesta general por los coches eléctricos han sumado al sector en la incertidumbre. Además, como reconocía ayer la empresa, las preferencias de la gente están cambiando y algunos modelos ya no tienen salida. Consecuencia de todo ello son los malos resultados que están presentando las multinacionales del sector y que están dejando un reguero de ceses, dimisiones y también cambios de estrategia. En este contexto, que la multinacional alemana apueste por ensamblar nuevas variantes en la fabrica de Landaben ofrece cierta estabilidad, si bien bastante relativa, teniendo en cuenta que se trata de un sector en un proceso de profunda transformación.

Con ser bienvenido, el nuevo modelo es también una muestra de la debilidad del sector de automoción vasco, excesivamente dependiente de las decisiones de las multinacionales que, como esta, se toman lejos de nuestro país. En el caso de Volkswagen, además, la competencia entre plantas de la misma multinacional presiona a las plantillas a precarizar las condiciones laborales del empleo existente, con lo que al final, buena parte de los frutos del trabajo terminan acumulándose fuera del país.