Joaquín «El Chapo» Guzmán Loera, de 62 años, ya había sido declarado culpable en febrero por un jurado de los 10 cargos que se le imputaban, incluida la participación en una empresa criminal continuada y de tráfico de drogas. Ayer fue condenado a cadena perpetua, más 30 años adicionales, por un juez federal de Nueva York, lo que pone fin a un largo proceso judicial, que comenzó con su arresto en México en 2016 y su posterior extradición a EEUU.

El juez Brian Cogan, del tribunal de Brooklyn, aceptó así la petición de la Fiscalía y condenó de una a ocho cadenas perpetuas al «Chapo», como marca la ley, por mantener de forma continuada una organización criminal, además de 30 años por el uso de armas de forma violenta, a lo que añadió 240 meses por blanqueo de dinero.

El «Chapo» Guzmán, que no testificó durante su proceso, que se prolongó once semanas hasta el pasado febrero, sí hizo ayer una declaración antes de recibir su condena y dirigirse, ya de por vida, a prisión y manifestó que, cuando en 2017 fue extraditado, esperaba «un juicio justo donde mi fama no fuera determinante para administrar justicia, pero pasó lo contrario».

«Ya que el Gobierno me enviará a una cárcel donde se olvidarán de mi nombre, tomo la oportunidad para decir que aquí no hubo justicia», subrayó en español el narcotraficante sinaloense antes de referirse a su encarcelamiento durante 30 meses: «Ha sido una tortura física y mental, la situación más inhumana que he vivido en toda mi vida».

Guzmán Loera fue extraditado a EEUU en enero de 2017, después de escaparse hasta dos veces de cárceles de máxima seguridad en México, la primera en 2001 y la segunda en 2015. Un año después era detenido definitivamente.

El Alcatraz de las Rocosas

El mexicano, que ha permanecido en una cárcel federal en Manhattan, considerada una de las más seguras de EEUU, afrontó un proceso judicial de tres meses en el que se escuchó a 56 testigos, entre ellos antiguos socios y empleados, y tras seis días de deliberaciones el jurado le halló culpable el 12 de febrero y ahora pasará el resto de sus vidas en la cárcel de máxima seguridad de ADX, en Colorado, conocida como el Alcatraz de las Montañas Rocosas, de donde nadie se ha fugado.

El narcotraficante mexicano ascendió al puesto del criminal más buscado de EEUU tras la muerte del líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, en 2011.

El Cartel de Sinaloa aún es el principal distribuidor de droga en EEUU entre los carteles mexicanos, seguido por el rápido crecimiento del Cartel Jalisco Nueva Generación, según la DEA.