AFP
Nueva York

LOS TRUCOS DE LAS EMPRESAS DE EEUU PARA SORTEAR LA GUERRA COMERCIAL

Empresas importadoras estadounidenses están acelerando la transferencia de su producción desde China a países vecinos como Vietnam para sortear los aranceles impuestos por la Administración de Donald Trump a las mercancías procedentes del gigante asiático.

La demanda de abogados especializados en derecho aduanero y de expertos en import/export se ha disparado debido a que un gran número de compañías están intentando ubicarse en este conflicto comercial entre las dos primeras potencias económicas con reglas poco claras. «Muchos de nuestros miembros nos preguntan si el país de origen de una mercancía puede ser el lugar donde se fabrica el elemento que los contiene», confiesa Sage Chandler, encargado de comercio internacional en Consumer Technology Association (CTA), el lobby de los grupos de la electrónica estadounidense. Un ejemplo concreto: ¿los auriculares fabricados en China pero embalados en Vietnam pueden llevar el sello “Made in Vietnam”?

En nombre de la estrategia del America first (América primero), Washington ha impuesto un arancel del 25% sobre 250.000 millones de dólares en importaciones de bienes chinos y no excluye la extensión de esta tasa al conjunto de todos los productos provenientes de ese país.

Diversificación

Frente a esta nueva situación, algunas compañías han ampliado sus stocks en América del Norte, con la esperanza de una desescalada en el conflicto entre Pekín y Washington. Otras, el caso más común, reorganizan rápidamente su cadena de suministro, abriendo plantas de producción en Vietnam, Camboya, Malasia, Filipinas, Bangladesh, India, Etiopía... o incluso en México.

Por eso, las exportaciones de ordenadores y de electrónica de Vietnam hacia EEUU han aumentado un 71,6% anual en los primeros cinco meses de este año, según datos oficiales. Las exportaciones de máquinas y equipamientos lo han hecho en un 54,4%.

«Nuestros equipos han acelerado la diversificación de nuestra cadena logística para atenuar el impacto de cualquier potencial tarifa aduanera a largo plazo», indican en Ralph Lauren, empresa dedicada a la moda.

El grupo Xcel Brands (que opera con las marcas Isaac Mizrahi y Judith Ripka) no tendrá plantas en China a partir de 2020, y eso que hace dos años el 100% de sus productos se fabricaron allí. Ha trasladado toda su producción a Vietnam, Camboya y Bangladesh, y estudia la posibilidad de producir también en Centroamérica, México o Canadá.

«Potencialmente, esto podría mejorar nuestro porcentaje de ventas directas a los consumidores y nuestros márgenes», explica a AFP Robert D'Loren, consejero delegado de Xcel, añadiendo que han descartado la posibilidad de producir en Estados Unidos porque no resulta rentable.

Circuito paralelo

Las empresas estadounidenses habían comenzado a reducir su dependencia de las importaciones de China bastante antes de que estallara la guerra comercial debido a un aumento de los costes de producción y de los costes de transporte en comparación con los países asiáticos vecinos.

La parte del calzado estadounidense fabricado en China ha pasado del 90% hace un decenio a cerca del 69%, según indica Matt Priest, presidente de la FDRA, el lobby de fabricantes de calzado.

Pero a menudo los nuevos Eldorados de la producción tienen carencias de infraestructuras (autopistas, aeropuertos...) y de personal competente y, además, pueden convertirse de repente en objetivo de nuevos aranceles por parte de EEUU.

En estas condiciones se ha desarrollado un circuito paralelo: las empresas hacen transitar la mercancía fabricada en China por un país intermediario donde las modifican ligeramente para hacer que este sea el lugar de origen con la esperanza de escapar a los aranceles estadounidenses.

«Mi gabinete ha recibido un número creciente de informes de casos de evasión de tarifas aduaneras», comenta Jeff Newman, abogado especialista radicado en Boston.

Según “Wall Street Journal”, recientemente las autoridades estadounidenses han identificado distintos bienes chinos etiquetados como si hubieran sido producidos en Vietnam, en Malasia y en Filipinas. Requerida por la AFP para intentar confirmar esta información, la Aduana de Estados Unidos optó por no contestar.

Para los grandes grupos de distribución como Walmart o Target, la salida de la producción de China sería insostenible, especialmente cuando se trata de artículos con débiles margenes de beneficio, como las chanclas. Solo les quedan dos opciones: aumentar sus precios o detener la producción.

«A Target o Walmart no les interesa continuar produciendo calzado con un margen de beneficio del 6% al 7% si los aranceles son del 25%. Y no les resultaría rentable trasladar la producción a Vietnam –señala Priest– porque una decisión semejante exige fuertes inversiones y hace falta tiempo para construir la relación con un proveedor».