GARA
ciudad de méxico

México teme que Crusius pertenezca a una red de supremacistas

México expresó ayer su temor por que el autor del tiroteo en El Paso, que dejó 22 muertos, esté vinculado a una red de supremacistas blancos que preparen otros ataques. Insistió en que demandará por «terrorismo» a su autor y pidió a EEUU analizar «la venta indiscriminada de armas». Donald Trump, que hoy prevé visitar el lugar del ataque, arremetió contra Barack Obama por sus críticas contra quienes «demonizan a quienes no se parecen a nosotros».

El Gobierno de México se mostró ayer preocupado por que el autor del tiroteo en El Paso (Texas), Patrick Crusius, esté vinculado a una red de supremacistas blancos y que estos preparen otros ataques. El atentado dejó veintidós muertos, entre ellos ocho mexicanos, por lo que el Ejecutivo de Andrés Manuel López Obrador insiste en que se trató de un acto de «terrorismo contra mexicanos».

«Nos preocupa que otras personas piensen igual que este sujeto», señaló el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, quien consideró indispensable participar en la investigación que llevará a cabo la Fiscalía General de la República (FGR) de México con ayuda de la Secretaria de Relaciones Exteriores (SRE) para «poder estimar si hay vínculos de otras persona con este sujeto y si efectivamente el manifiesto que se hizo público es de su autoría». Explicó que esta preocupación se la han transmitido a las autoridades de EEUU.

Ebrard señaló que la respuesta de México no se quedará en un pronunciamiento o una nota diplomática, sino que dará paso a acciones legales como una denuncia por «terrorismo» contra el autor de los hechos.

El lunes, López Obrador instó a las autoridades de EEUU a analizar la «venta indiscriminada de armas» y confió en que lo sucedido no sea utilizado con «propósitos electorales».

Cinco de los aspirantes a la candidatura presidencial demócrata pidieron un mayor control de armas tras los tiroteos de El Paso y Dayton (Ohio), motivados, al menos el primero de ellos, por «discursos de odio».

Joe Biden, Bernie Sanders, Kamala Harris, Amy Klobuchar y Julian Castro pidieron a Donald Trump un alto a la retórica de odio y al Congreso leyes para restringir la venta de armas, en especial los rifles de asalto.

Por su parte, Trump, que hoy tiene previsto visistar El Paso, se dio por aludido ante el mensaje en el que su predecesor, Barack Obama, en el que pidió a sus conciudadanos rechazar a los líderes que «demonizan a quienes no se parecen a nosotros, o que sugieren que otras personas, incluyendo los inmigrantes, amenazan nuestro estilo de vida, o que se refieren a otra gente como subhumanos o que insinúan que EEUU pertenece sólo a un cierto tipo de gente».

El actual presidente insistió en que él es «la persona menos racista» que existe. «¿Acaso George Bush condenó al presidente Obama tras (la matanza de la escuela) Sandy Hook?», escribió Trump después de que Obama, al que recordó que durante su mandato hubo 32 tiroteos masivos, exhortase a la población a «rechazar por completo el lenguaje que sale de la boca de cualquier líder que alimente un clima de miedo y odio o normalice sentimientos racistas».

 

La NRA pone a prueba su influencia en Washington

La Asociación Nacional del Rifle (NRA) enfrenta una dura prueba tras los dos tiroteos del fin de semana, aunque pocos creen que este influyente lobby afloje su presión sobre el Congreso o el Gobierno de Donald Trump.

En su mensaje a la nación tras las masacres de El Paso y Dayton, Trump repitió lo que muchos consideran un lema de la NRA: «La enfermedad mental y el odio aprietan el gatillo, no las armas», una muletilla de la NRA y las asociaciones que defienden la venta libre de armas.

LA NRA, uno de los grupos de presión más poderosos de EEUU, mantiene enorme influencia en el Capitolio. En la primera mitad del año gastó 1,6 millones de dólares para cabildear contra un aumento de los controles de antecedentes de los compradores de armas. También apoyó la carrera electoral de Trump de 2016 con más de 30 millones de dólares, según monitoreos de fondos de campaña.

Entre 2000 y 2012, la NRA y sus aliados de la industria de armas volcaron 80 millones de dólares en campañas políticas, según el Center for Responsive Politics.

Pero la NRA también ha sufrido algunos golpes, incluyendo la salida de su presidente, Oliver North, debido a disputas por los fastuosos gastos de la asociación y la renuncia de tres directores. Además, sus finanzas están complicadas: las contribuciones cayeron 21% –más de 26 millones de dólares– entre 2016 y 2017, según sus propios datos. Una auditoría obtenida por OpenSecrets dice que la NRA tuvo un déficit de 31,8 millones de dólares en 2017, tras un rojo de 14,8 millones en 2016 por su apoyo a la candidatura de Trump.

Algunos republicanos, además, comienzan a abogar lentamente por reformas en las leyes de armas.GARA