Jakes PARROU
A VISTA DE CATALEJO

«Soy el soporte de estas fiestas» . ASTE NAGUSIA

«Soy el soporte de estas fiestas, pero todo el mérito, la fama, los aplausos, se los lleva mi compañero el blandito». Así, contundente y sin medias tintas, se expresa el cucurucho donostiarra, que no es un cucurucho cualquiera. Y es que hoy, emulando a mi compañero navarro Caravinagre y sus entrevistas imposibles, me tomo la licencia de charlar con uno de los grandes olvidados por los medios.

A orillas de La Concha, la tradición de este producto viene de lejos. Todavía de vez en cuando se topa uno con el raca-raca de la ruleta del barquillero, personaje que no falta en las comparsas de ‘inudes y artzaias’. Sin embargo, él se siente como un protagonista de segunda. «En la relación de pareja con el helado yo aporto la solidez, soy el refugio, el receptáculo de sus sudores cuando aprieta el calor. A pesar de que así pongo en riesgo mi integridad», subraya.

A nuestro entrevistado se le hincha la vena cuando le mentamos a su archienemiga, su Joker si fuera Batman, su Hans Gruber si fuera John McCLane, su madrastra si fuera Blancanieves. Hablamos de la tarrina.

«Hay que ser muy descastado para chuparse esa cola después de los fuegos, llegar al mostrador, y pedir un par de bolas de chocolate y maracuyá en una cajita de cartón, que ni siquiera llega a la categoría de bol. Entiendo que a un niño le llamen la atención los colorines de las cucharillas, pero de ahí no paso».

Presume además nuestro amigo el cucurucho de sus bondades alimenticias, no en vano da nombre a una célebre dieta. «Aunque tengo entendido que en Donostia resulta complicado llevarla a buen puerto», apunta. «Muchos reniegan de mí en público, como hizo San Pedro tres veces, pero puedo dar fe de que todos pasan por el aro aunque lo hagan a escondidas y en la intimidad, como decía Aznar que hablaba el catalán. Ayer mismo, ¿qué mejor que unos dulces lametones y mordisquitos para quitar el sabor a sal del desembarco pirata? No quiero dar nombres pero…».