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PEKÍN

China-Hong Kong, entre las amenazas y la contención ante otro Tiannanmen

China airea, a través de sus medios de comunicación, la amenaza de una intervención contundente, incluso del Ejército, para acabar con las cada vez más desafiantes protestas en Hong Kong, que comienza a equiparar con el «terrorismo». Expertos sostienen que los riesgos sobre la economía y la imagen del gigante asiático estarían frenando a Pekín para arriesgarse a otro «Tiannanmen» en la antigua colonia británica. Pero su enfado y nerviosismo crecen.

«Los que juegan con fuego morirán por el fuego«, advirtió hace una semana un alto responsable del Gobierno chino. Ayer, el portavoz de la Oficina de Negocios de Hong Kong y Macao del Gobierno chino, condenó «con la mayor firmeza actos casi terroristas». Xu Luying reaccionaba así a las informaciones que hablaban de dos chinos agredidos «por espías« el martes por manifestantes en el aeropuerto, uno de ellos identificado como reportero del diario oficial chino “The Global Times”.

Tras el creciente desafío de los jóvenes opositores, que han forzado al octavo aeropuerto más transitado del mundo a cancelar sus vuelos durante dos días, el tono de la prensa china ha alcanzado niveles desconocidos desde hace décadas.

La agencia «Nueva China» ha denunciado estos días a los «radicales violentos que llevan a Hong Kong al abismo» y ha rechazado cualquier tipo de concesión. «Sería insultante y difamante para con las fuerzas policiales de Hong Kong, que velan por la patria».

La televisión CCTV ha denunciado «actos de una violencia extrema equiparables a un asesinato (…) Estos elementos hongkoneses que siembran el caos son agua fétida que será destruida por el torrente de la historia».

Los medios estatales han difundido vídeos mostrando blindados de transporte de tropas dirigiéndose a Shenzhen, metrópoli situada a las puertas de Hong Kong. Hu Xijin, redactor jefe el diario panchino “Global Times”, difusor de uno de esos vídeos, ha amenazado con que «si esos elementos violentos de Hong Kong no entienden lo que supone esa concentración de la policía militar, sus actos serán autodestructivos».

«La potencia del Estado»

«Si no se alejan del precipicio y siguen llevándonos a este punto crítico la potencia del Estado podría venir a Hong Kong en cualquier momento y arrasar a ese puñado de matones».

El Ejército chino cuenta con una guarnición de miles de soldados en Hong Kong pero solo pueden intervenir si lo pide el Gobierno local.

Con el recuerdo de la matanza de Tiannanmen contra las demandas estudiantiles en junio de 1989, y en pleno 30 aniversario, expertos como Ben Bland, del instituto australiano Lowy, asegura que, con la amenaza de una intervención militar, Pekín trata de asustar a los manifestantes, «pero teniendo en cuenta el riesgo sobre el terreno y para la reputación económica de China, enviar al Ejército sería muy peligroso».

Coincide con él Wu'er Kaixi, antiguo dirigente estudiantil exiliado en Taiwán. «Al Gobierno chino le mueve el interés y el interés personal de sus dirigentes está ligado a la estabilidad económica en Hong Kong (…) Creo que aprendieron la lección de que el precio por recurrir al Ejército es muy alto».

Y es que una intervención militar en Hong Kong tendría un efecto desastroso en Taiwán, isla a la que Pekín trata de integrar ofreciéndole un modelo temporal similar al de «Un país, dos sistemas» vigente en la antigua colonia británica.

Represión policial

Desde 1989, el Ejército chino ha perfeccionado sus «técnicas de mantenimiento del orden», lo que le podría permitir intervenir de forma menos expeditiva.

«La represión de Tiannanmen fue una gran lección para el PCCh», el Partido Comunista Chino en el poder, destaca el politólogo Wu Qiang, antiguo profesor de la Universidad Tsinghua en Pekín. Tras la tragedia, los países occidentales impusieron un embargo sobre las ventas de armas a China, pero no prohibió «muchos intercambios» entre las fuerzas policiales china y europeas y de EEUU, duchas en la represión «calculada» de manifestaciones políticas y pacíficas.

Wu Qiang señala que las policías chinas han recibido adiestramiento en estas técnicas a partir de la experiencia policial occidental pero alerta de que «estaría por ver cómo la Policía y los manifestantes reaccionarían en condiciones reales (...) No tienen experiencia real en condiciones como las europeas y siguen en fase de aprendizaje».

Uniformes hongkoneses

Si China renunciara finalmente a recurrir abiertamente al Ejército, podría sin embargo desplegar subrepticiamente soldados y policías del continente, aventura el sinólogo Willy Lang, de la Universidad china de Hong Kong». En su hipótesis, «llevarían uniformes de la Policía de Hong Kong para simular que no sería un despliegue oficial».

En un comunicado, la Policía hongkonesa ha desmentido categóricamente las «informaciones» según las cuales refuerzos llegados desde el continente se encontrarían ya en sus filas.

Lo que no ha desmentido es que ha sacado de su retiro al subcomisario jefe Alan Lau, quien logró sofocar la «Revuelta de los Paraguas» en 2014.

Algunas fuentes vinculan su regreso con las acusaciones de un incremento de la represión policial el pasado fin de semana.

Por de pronto, la propia Policía hongkonesa hizo público el pasado martes un vídeo con imágenes de un ejercicio «antidisturbios» en la citada metrópoli de Shenzhen, a las puertas de Hong Kong, en el que participaron al menos 12.000 uniformados. Su objetivo, amedrentar a los opositores hongkoneses.

Pero no solo a ellos. «Se trata sobre todo de impedir que la situación que atraviesa Hong Kong pueda propagarse a la China continental», asegura el profesor Wu Qiang.

«Lo que verdaderamente teme el poder chino son las posibles ramificaciones en la misma China», coincide el también sinólogo Jean-Pierre Cabestan, de la Universidad baptista de Hong Kong. Este último analista es bastante más pesimista que los anteriores y advierte de que «frente a semejante desafío al Partido único», sus dirigentes «se sienten amenazados y mucho más tentados a utilizar la represión».

Trump habla de traslado de tropas chinas, lo que no le evita críticas internas de laxitud

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tuiteó el martes que el Gobierno de China estáría «trasladando tropas» hacia la frontera con Hong Kong.

«Nuestra Inteligencia nos ha informado de que el Gobierno chino está trasladando tropas a la frontera con Hong Kong. Todo el mundo debe permanecer en calma y seguro», aseguró, para añadir que «muchos me acusan a mí y a Estados Unidos de los problemas que hay en Hong Kong. No puedo imaginar por qué».

El inquilino de la Casa Blanca aludía a las críticas que en EEUU ha suscitado su supuesta laxitud para con China en la crisis de Hong Kong. Críticas que no han atemperado sus últimos mensajes, incluso el llamamiento a la calma «a todo el mundo» y su esperanza «en que habrá una solución pacífica y en que nadie resulte muerto».

La discreción de la Administración Trump ha llevado a no pocos analistas a avanzar que el magnate estaría dispuesto a cerrar los ojos en Hong Kong a cambio de un gesto chino en la disputa comercial.

Así, pese a que Trump alabó en julio a los manifestantes por su «exigencia de democracia», ha rechazado las acusaciones chinas de injerencia y ha optado por no tomar partido, apelando a «todas las partes a abstenerse de utilizar la violencia». Pese a que las tensiones persisten, y China ha anulado dos escalas previstas en Hong Kong a dos navíos militares americanos, analistas como Thomas Wright, de Brookings Institution, y el exembajador y hoy profesor en Harvard Nicholas Burns, acusan a Trump de dejar hacer a China. Las críticas le llegan desde la bancada demócrata y republicana. GARA

El aeropuerto retoma la normalidad tras un requerimiento judicial que prohíbe la sentada

El aeropuerto de Hong Kong comenzó ayer a retomar la normalidad, después de que las autoridades aeroportuarias obtuvieran un requerimiento judicial provisional que prohíbe a los manifestantes reunirse fuera de zonas habilitadas para la protesta.

Pese a ello, mediado el día seguían sin despegar decenas de vuelos cancelados los dos días pasados. El número de manifestantes en la mañana del miércoles era de apenas medio centenar en la terminal, después de haber sido miles en los dos días anteriores, según el diario hongkonés “South China Morning Post”. La sentada en el aeropuerto terminó el martes de manera caótica, con enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad y con un periodista del diario oficialista “Global Times” herido. El reportero llevaba en su mochila una camiseta con la leyenda: «Amo a la Policía de Hong Kong». Un colectivo formado por manifestantes publicó una misiva en la que pide disculpas a los viajeros afectados: «No es nuestra intención retrasar vuestros viajes y no queremos molestaros. Os pedimos que entendáis y nos perdonéis mientras los jóvenes de Hong Kong seguimos luchando por la libertad y la democracia».

«El aeropuerto se ha convertido en el último lugar en el que podemos expresar nuestras demandas de forma segura. Haber llevado las protestas al aeropuerto fue nuestro último recurso», explica el texto.

Sobre el ataque contra los dos ciudadanos chinos, el colectivo también pide «sinceras disculpas». «Algunos de nosotros nos inquietamos con facilidad y reaccionamos desproporcionadamente anoche. Sentimos dolor y desaliento por esto, y queremos pedir sinceras disculpas». GARA