Curro VELÁZQUEZ GAZTEes U
Entrevista
FAUSTINO NÚÑEZ
MUSICÓLOGO Y CATEDRÁTICO EN FLAMENCOLOGÍA

«La juventud de hoy le ha perdido el miedo a acercarse al flamenco»

Faustino Núñez (Vigo, 1961), es uno de los conferencistas más aclamados en los festivales flamencos, ya que combina su ingenio de musicólogo con su teoría del clásico. Estará en el Civican de Caja Navarra entre los días 21 y 23 (17.00 a 18.30) dando unas clases magistrales que ofrece el Festival Flamenco On Fire en su sexta edición.

Faustino Núñez (Vigo, 1961) fue catedrático de Flamencología en el Conservatorio de Córdoba y Licenciado y Master en Musicología por la Universidad de Viena. Es un privilegio tener a un profesional que procede del clásico y vuelca su amor al flamenco y a sus estructuras musicales con el misterio del flamenco aún sin resolver.

¿En qué va a consistir el curso-taller que nos va a ofrecer?

Yo lo llamo “Las claves musicales del flamenco”. Explico cómo se regula el sistema musical del flamenco, los tonos de la guitarra, los del cante, el compás que utiliza cada palo, diferenciar los estilos. Estará abierto a todos los públicos, por lo que no nos metemos en tecnicismos. Se entiende muy bien, ya que me acompaño de una guitarra y lo ilustro en vivo. Es un curso que he dado por todo el mundo y que suele gustar. Este año hemos repetido en el Festival con este curso en formato más extenso. La verdad es que Iruñea es una ciudad que siempre me ha gustado, tiene mucho arte. Ya estuve varias veces con la Compañía de Antonio Gades. Es una ciudad que me trae buenos recuerdos.

Usted habla de los modos del flamenco, de las tonalidades. En el flamenco, a diferencia que otras músicas occidentales, existe el tono modal frigio, o tono oriental, que le hace diferenciarse de otras músicas europeas. ¿Cree que el oído occidental o la estructura cerebral occidental en cuestiones musicales no está hecho a este tipo de tonalidades y por eso les cuesta asimilarlo a ciertas personas?

Sin duda, esta modalidad de la melodía no temperada no cabe en un pentagrama y su imposibilidad de ser traspasada a esta es una frontera que hay que traspasar. Pero es algo que ocurre de la misma manera con el blues o con el jazz, son músicas que utilizan también otras modalidades extrañas. No obstante, esto se desvanece si te crías en un ambiente familiar en donde todo este discurso musical es algo cotidiano. Sí es cierto que hubo unas décadas en las que hubo un cierto rechazo a lo “castizo”, a lo “cañí”. Ahora se está recuperando todo eso y la juventud le ha perdido el miedo al flamenco, dándose cuenta que es una de las mejores músicas y de las mejores formas de expresión del mundo, además hecha por el pueblo, no por multinacionales, ni por imposiciones de modas ni casa de discos.

¿Por qué cree que se valora más el flamenco fuera que en el propio lugar donde se creó?

Yo siempre lo digo, donde menos gusta el flamenco es en la Península Ibérica. Es curioso, vas a Cádiz o a Jerez y es muy difícil de encontrar un sitio donde se pueda disfrutar del flamenco. Nadie paga por ver a su vecino cantar o bailar. En el extranjero no tienen este problema. En Viena han montado una industria absoluta alrededor de este formato. Para mí, este es el futuro que cabe. Pero claro, una cosa es el flamenco para guiris y turistas, y otra cosa es el flamenco “real” sin concesiones. Y ahí es cuando ya entra la polémica. No obstante, hablando del flamenco como música artística que es, también es una música de minorías, no a todo el mundo le gusta.

Cuanto más te alejas de la cuna, más interés hay por el flamenco. Yo he estado de gira por todo el mundo y he sido testigo de cómo el público de los cuatro puntos cardinales se rinde con el flamenco. En el Estado español es una cosa más ideológica más que estética. Hay gente que el flamenco les recuerda a tiempos pasados, no se sabe por qué, porque el flamenco es muy anterior a la dictadura, además procede de los arrabales, de los desposeídos. Sí es cierto que la dictadura se encargó de apropiárselo al igual que otras expresiones folclóricas, de forma torticera y casposa. Con la muerte del dictador hubo un cierto rechazo a todo lo que olía a décadas pasada, aunque hubo voces del flamenco, que poniéndole letras de poetas como Hernández, Lorca, etc.. se atrevieron a romper el hielo: Menese, Morente, Gerena… No cabe la menor duda que llevamos unos años que el flamenco está volviendo con una salud de hierro. Sí es cierto que el flamenco es muy familiar a nuestra cultura, al igual que estas tonalidades orientales de la que hablamos.

Diría que el flamenco hoy en día goza de salud?

Cuando uno se inicia en el flamenco ya no lo suelta. En mi época, la gente que no pertenecíamos a familias flamencas nos adentrábamos en el flamenco a través de Lole y Manuel, o del Rock Andaluz: Triana, Imán, Califato Independiente, etc… y después descubríamos a Terremoto, a Pastora Pavón, a Maierena. Hoy en día pasa igual con Rosalía. Con todo lo que la critican, sin embargo, está abriendo un mundo al flamenco. En su primer disco Rosalía hacía cantes de Marchena, Vallejo, y ahora los chavales jóvenes están investigando de dónde proceden esos cantes. Eso es muy grande y se lo debemos a ella. Es curioso el dato que tenemos y es que después de haber salido el disco “Los Angeles” de Rosalía, el consumo de flamenco y la afición ha crecido exponencialmente. ¿Le debemos algo a ella? El flamenco la tenemos que considerar como música clásica, en el sentido de que ya nunca se va a perder, de que no debemos de tener miedo de que por hacer incursiones en otros territorios, se vaya a “menospreciar”. Agoreros siempre los habrá, pero la salud del flamenco es de hierro. Estamos viviendo una de las épocas doradas del flamenco, sin lugar a dudas. Hay un nivel musical, que más quisiera muchas músicas tenerla. En cuestión a la afición, en el País Vasco, hay un interés por el flamenco, que más quisieran muchos sitios tenerla. Sobre todo a la gente joven le va interesando. Esto son épocas que se viven, es como el péndulo de Foucault. Hemos vivido en una época de reacción y ahora vivimos en una época de acción hacia el flamenco, viéndola como una de las mejores músicas de origen bajoandaluz pero universal. Vas a cualquier país del mundo y hay escuelas de flamenco, músicos, festivales, etc… El ejemplo de Iruña con Flamenco On Fire, es la viva prueba de ello. Es la prueba de que cada vez gusta más y de que le flamenco no tiene fronteras.

Aún vemos a cantaores con letras que están totalmente fuera de contexto, algo que no conecta con las nuevas generaciones. ¿Es un tema pendiente?

Para mí en el flamenco hay dos repertorios, el clásico y el contemporáneo. En el primero se hace cantes y letras de flamencos antiguos, y en el segundo, ya se preocupan por otras maneras de entender el flamenco, tanto a nivel armónico con la guitarra, a nivel de letras con el cante, con giros, formas de cantar etc… Pero tenemos que tener en cuenta que se toca el cante y se baila el cante, por lo tanto el cante es la piedra angular del flamenco. Lo que pasa que meterle mano al cante es muy difícil, lo han hecho los grandes genios. El último que lo ha podido hacer fue Enrique Morente, creando hasta nuevos cantes. También ha cogido versos de poetas como Lorca. También están los que se atreven a escribir nuevas letras, pero es que la letra flamenca tiene un secreto y es que es envolver el cosmos en tres versos, el querer quitar sentido. Lo digo por experiencia. No es tarea fácil decir tanto en tres versos. Así que llevar una música que se hizo en un contexto social y económico muy determinado (mediados del s. XIX), y llevarlo a las puertas del siglo XX, en un contexto totalmente distinto, es a veces anacrónico y ardua tarea para quien se atreva. Sí es cierto que hay una corriente actual de artistas que quieren “actualizar” y “contextualizar” las letras del flamenco, el tema es darle la forma conveniente y sobre todo darle la flamencura pertinente para que ello quepa en su sitio. Se ha renovado el baile, se ha renovado la guitarra, pero el cante es que es la esencia del flamenco, y renovar eso es muy complicado. Eso sí, cuando te sale una letra y te cabe en una Soleá, se cae el mundo: No preguntes por saber/ que el tiempo te lo dirá/ que no hay cosa más bonita/ que saber sin preguntar.