GARA
BERLÍN

Con el sector del motor como lastre, la industria alemana continúa debilitada

Lejos de dar muestras de recuperación, la industria alemana ha comenzado el tercer trimestre del año con dos decepcionantes estadísticas, alimentando todavía más la preocupación sobre la posible entrada en recesión de la economía más grande de Europa.

Los datos que se hicieron públicos ayer confirman que la producción industrial del país germano retrocedió un 0,6% en el mes de julio. Además, en el mismo periodo se registró una caída de un 2,7% de los pedidos industriales, lo que anuncia por dónde se moverá la actividad manufacturera a corto plazo.

Estas estadísticas fueron recibidas como una ducha de agua fría por los analistas, que esperaban subidas en ambos casos, y ofrecen una imagen de contraste respecto a otras variaciones mensuales, como los grandes pedidos o los días hábiles.

Pero a medio plazo la tendencia es clara: motor económico y orgullo de Alemania, acostumbrada a expedir vehículos, máquinas herramienta y productos químicos al mundo entero, el sector industrial se está hundiendo en la recesión.

«Los pedidos industriales han retrocedido, de media, un 1% cada mes desde el inicio del año», acelerando su descenso respecto al ritmo del -0,4% mensual del pasado año, según cálculos de Carsten Brzeski, economista de ING, para AFP.

En cuanto a la producción, tendría que rebotar «más del 2,5% en los dos próximos meses para alcanzar solo el nivel del segundo trimestre», puntualizó Brzeski, añadiendo que esa perspectiva es «muy improbable» en vista de los pedidos.

El conflicto comercial entre Estados Unidos y China, dos de los principales clientes de Alemania, continúa envenenando al sector automotriz, al igual que el interminable caos en torno al Brexit. A ello se suma, por tercer verano consecutivo, la sequía que ha reducido los niveles del Rin y de otros grandes ríos alemanes, una situación que el año pasado afectó gravemente a la industria química llegando a paralizar sus entregas.

Además, y esto es nuevo, la depresión se cierne sobre dos componentes de estas estadísticas hasta ahora robustos: los pedidos procedentes de la propia Alemania, que cayeron un 0,5% en julio, y la actividad en la construcción, cuya subida suele marcar claramente el paso.

En resumen, como indicó Andrew Kenningham, de la firma Capital Economics, «el sector manufacturero no ofrece ningún signo de haber tocado fondo», un mal augurio para el conjunto de la economía.

Política de inversiones

Mientras tanto, el Gobierno de Angela Merkel se resiste a seguir los consejos, muchos de ellos procedentes de las instituciones de la UE, para que aumente la inversión pública. El jueves, el ministro de Finanzas, el socialdemócrata Olaf Scholz (SPD), señaló que el Ejecutivo ya está aplicando una política de inversiones «muy ambiciosa» y que «gran parte de lo que se está debatiendo actualmente» corresponde a «la inversión privada».

Lo que sucede es que, tras la caída del 0,1% del PIB registrada en el segundo trimestre, una nueva bajada en el tercero sería sinónimo de «recesión técnica».