Àlex ROMAGUERA
BARCELONA
Entrevista
JOSEP CRUANYES
VICEPRESIDENTE DE LA ASSAMBLEA NACIONAL CATALANA

«Hong Kong nos marca el camino a seguir»

Empoderar a la población y reafirmar la necesidad de un Estado propio. Estos son las ideas que la Assamblea Nacional Catalana quiere lanzar este 11 de septiembre con el fin de abrir nuevas vías que permitan encarrilar con garantías el proceso hacia la independencia.

La Assemblea Nacional Catalana, conjuntamente con Òmnium Cultural, ha escogido para esta Diada el lema “Objectiu: independencia!” (“Objetivo: ¡independencia"!). ¿No es una perogrullada vista las últimas convocatorias?

Hemos decidido enfatizar esta idea ante la poca determinación que los partidos han mostrado el último año, cuando han estado más pendientes de disputarse el control de las instituciones que de definir líneas de actuación conjuntas. Y después, entendemos que la movilización es imprescindible para hacer frente a la represión que padece el movimiento, como así ha denunciado el Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria de las Naciones Unidas.

¿El juicio a los líderes del Procés ha polarizado la atención en detrimento de la consecución de la República?

Así lo advertimos en una reciente comparecencia con Òmnium, en la cual les dijimos que la represión es inaceptable pero no puede desviarles de establecer, con las organizaciones civiles y las instituciones, una estrategia unitaria para continuar trabajando para la independencia. Este es el mensaje.

A diferencia de otras ediciones, ponen en valor la necesidad de empoderar a la población. ¿Cómo lo plantean?

Tenemos que fortalecernos como sociedad, de ahí la campaña Consum Estratégic para favorecer proyectos empresariales que no obedecen a las directrices del Estado ni del Ibex 35. Pensamos asimismo que el independentismo tiene que estar presente en todos los ámbitos de decisión, por eso apoyamos la candidatura Eines de País para la Cámara de Comercio de Barcelona, que logró la mayoría absoluta en este organismo.

Los hechos demuestran que no podemos transigir al miedo y, al mismo tiempo, que es necesario ser fuertes en instituciones, colegios profesionales y otros espacios de poder.

Han calificado esta Diada como la más difícil a tenor de la asfixia que somete el Estado al soberanismo. ¿Es un momento decisivo?

Sí, porque incluso se está cargando el sistema autonómico que precedió al pacto constitucional del 78. El reconocimiento del derecho a la autonomía de las comunidades ha quedado dilapidado, de manera que si la autonomía ya era insuficiente, ahora se hace más urgente que nunca logar un Estado propio, porque se nos niega lo más básico.

Para esto hace falta una hoja de ruta que hoy no existe.

Vemos la Diada como el punto de partida de una nueva etapa en que se reemprenda la iniciativa para llegar a la independencia y buscar las fórmulas para conseguirla, entre ellas la desobediencia civil no violenta.

¿Hong Kong es un buen espejo?

Hong Kong nos marca el camino a seguir, pues nos muestra que hay dos modelos de actuación ante un conflicto de naturaleza política: una sería la que Escocia y Quebec experimentaron cuando dialogaron para expresarse mediante referéndums de secesión respecto a la Gran Bretaña y Canadá, y otra la que se vive actualmente en China, Turquía o España, estados de carácter autoritario que ante la voluntad de su ciudadanía optan por la represión violenta. Ha pasado en Hong Kong, donde con la movilización y la desobediencia masiva la población ha logrado sus objetivos. Un hecho que ya tuvimos durante el franquismo, que todavía existiría si la gente se hubiera quedado en casa.

¿En Catalunya hay suficiente musculatura popular para esta confrontación cívica con el Estado?

Si todos estamos decididos, sí. La prueba es que el 1 de Octubre el Estado fue incapaz de impedir el referéndum, porque si miramos en el mapa dónde no hubo cargas, veremos que el pueblo catalán tuvo el control sobre la inmensa mayoría del territorio. Hemos de estar convencidos de nuestra fuerza, pero para ello la sociedad tiene que estar movilizada y los partidos e instituciones comprometidos con el mismo propósito. En esta conjunción la ciudadanía tiene que ser el motor del proceso político, para el cual no cabe descartar la unilateralidad ni cualquier otra opción, pues el camino hacia la independencia no está escrito de antemano.

¿Falta aún llenar de contenido la República para atraer a nuevas capas sociales?

Es la otra labor pendiente. Hay que explicar que para hacer políticas profundas en materia de lucha contra la pobreza o para tener unas infraestructuras óptimas, es imprescindible ser soberanos, pues el Estado no las garantiza. Es más, recurrió todas y cada una de las leyes sociales que el Parlament de Catalunya aprobó en 2017. Cuando hablamos de República no lo hacemos desde una perspectiva simbólica o formal, sino porque es el instrumento que ha de permitir sacar de la desigualdad y otros problemas a la mayoría de la población. Hay que debatir sin demora las bases constitutivas de esta nueva Catalunya.