Iker BIZKARGUENAGA

Escudo de hojalata

No hay mal que por bien no venga, y si el hecho de que ahora casi todos los líderes políticos lleven su discurso escrito le quita encanto a la actividad parlamentaria, también le aporta certidumbre a la crónica periodística. Y se agradece.

Por ejemplo ayer, cuando el lehendakari afirmó que su Gabinete «ha realizado un esfuerzo continuado a favor de la reducción de las desigualdades sociales». Tras el sobresalto inicial, uno tiró de chuleta para comprobar que había oído bien, y resulta que sí, había dicho eso.

Pero superada esa duda, enseguida llegó otra: o Iñigo Urkullu no ha leído la Encuesta sobre Pobreza y Desigualdades, que hace menos de un mes alertaba de que la incidencia de la pobreza ha alcanzando niveles inéditos desde los años 80, o nos estaba contando una mentirijilla.

La primera opción no podía ser, porque ese informe lo ha elaborado su Gobierno. Y la segunda tampoco, porque el lehendakari no miente. Es verdad que aseguró que en 2015 iríamos a votar el nuevo estatus, pero aquello fue un pequeño desliz.

Sea como fuere, cuando desde el atril sostuvo que «Euskadi ha sido nuestro escudo durante la crisis», las 130.965 personas que se hallan en situación de pobreza real –casi un 50% más que diez años antes–, maldijeron su suerte. Porque a ellos les debió tocar el escudo de hojalata.