Amparo Lasheras
Periodista
AZKEN PUNTUA

Podría, sí, pero prefiero...

El comienzo de lo que llaman el «curso político», ese lugar donde se anuncia que puede pasar de todo y, al final, nunca pasa nada, me inquieta. Cada año me cuesta más incorporarme a la actividad de observar lo que sucede y hacerlo con un pensamiento, el mío, que quizás no es todo lo políticamente correcto que debiera. Ahora, cuando escribo estas líneas, es viernes, pero no un viernes como todos los demás, es 27 de setiembre, aniversario de los fusilamientos, en 1975, de 2 militantes de ETA y 3 del FRAP; ejecuciones que fueron ordenadas por Franco, dictador y asesino hasta el último instante de su vida. Repitiendo las primeras palabras de un poema de Neruda diría que esta tarde podría escribir las palabras más solidarias con la desobediencia movilizadora de Catalunya y los detenidos de los CDR; las más indignadas sobre el PNV y su pacto con el PP para reformar la RGI, o con el PSE para rebajar impuestos a los que más tienen. Podría, sí, pero prefiero escribir las más incorrectas y decir que el 27 de setiembre de cualquier año y tiempo político, en mi memoria, siempre habrá un lugar para recordar a Txiki, a Otaegi, a los miembros del FRAP y también a todos los militantes de ETA que dejaron su vida en el camino de esa dramática revolución guevarista que, durante 50 años en la historia de este pueblo, fue la actividad armada.