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HONG KONG

La prohibición de máscaras aumenta la furia de la protesta en Hong Kong

Lejos de hacer decaer las protestas en Hong Kong, la prohibición desde la medianoche del uso de máscaras aumentó la furia de los manifestantes, que atacaron estaciones de metro, bancos y comercios que vinculaban al Gobierno, a pesar de que algunas organizaciones preveían un día de tregua previo a nuevas movilizaciones. El servicio del metro fue suspendido y algunos habitantes hacían acopio de alimentos.

Miles de manifestantes desafiaron ayer la prohibición de las autoridades de Hong Kong utilizando máscaras en las protestas en una ciudad parcialmente paralizada con el cierre del metro y de numerosos comercios después de una noche de violentos enfrentamientos.

En diversos lugares del territorio semiautónomo, manifestantes con el rostro oculto participaron en las concentraciones no autorizadas, rompiendo la prohibición decretada el viernes con el fin de demostrar su capacidad de movilizarse pese a la amenaza de hasta un año de prisión y multas de más de 3.000 euros.

La medida, para la que el Gobierno ha recurrido a una disposición de 1923 no utilizada hace más de 50 años, lejos de cortar las protestas, ha añadido mayor indignación. Pocas horas después de ser anunciada estallaban acciones de protesta por todo el territorio.

Durante la jornada grupos de manifestantes prendieron barricadas de fuego y atacaron estaciones de metro y comercios considerados afines al Gobierno en la localidad fronteriza de Sheung Shui pese a los llamamientos de las organizaciones convocantes a mantener un día de tregua para retomar las movilizaciones en días posteriores.

Así, arrojaron cócteles molotov en el interior de una sucursal del Banco de China en Tsuen Wan, coreando consignas como «Usar máscara no es delito, la resistencia es razonable» y «Pueblo de Hong Kong, ¡resistid!».

Más de un millar de manifestantes recorrieron la distancia entre Causeway Bay y Central, y varios cientos más participaron en una cadena humana en Tsim En el barrio de Yuen Long, un policía disparó cuando su vehículo fue rodeado por la multitud y un cóctel molotov explotó a sus pies.

Un adolescente de 14 años recibió una bala en la pierna, señaló la Policía, que subrayó que el agente actuó «en legítima defensa». El joven fue hospitalizado y detenido acusado de agredir a un policía y haber participado en los disturbios.

El operador público MTR suspendió el servicio de metro que transporta a diario a casi cuatro millones de pasajeros.

En algunos barrios, los habitantes hacían cola para hacer acopio de alimentos, ante el cierre de buena parte de los comercios, mientras algunos internautas pidieron prepararse para una gran marcha hoy.

 

El Gobierno denuncia «una destrucción sin precedentes»

La jefa del Gobierno hongkonés, Carrie Lam, denunció las acciones cometidas por «alborotadores enmascarados» y aseguró que la población está asustada tras «una noche muy oscura para Hong Kong». En un solemne vídeo de cinco minutos arremetió contra los «actos extremos, impactantes e indignantes» de los manifestantes y urgió a los hongkoneses a que los condenen y se distancien de ellos. Lam, flanqueada por 14 de sus ministros, acusó a los manifestantes de provocar una «destrucción sin precedentes» en la ciudad financiera. Además, insistió en defender que la ley aprobada el viernes solo busca identificar a los más violentos y «no implica que Hong Kong esté en estado de emergencia».

Por su parte, el Gobierno chino expresó su apoyo a la ley y advirtió de que la situación de caos en la que vive sumida la antigua colonia británica no puede continuar de forma indefinida. Según Pekín, las protestas amenazan con derivar en una revolución con intervención extranjera. GARA