Beñat ZALDUA
ELECCIONES EN PORTUGAL

La izquierda portuguesa, dispuesta a reinventar la «Geringonça»

Costa (PS) gobernará sin dificultades, pero necesitará un apoyo que, de entrada, buscará en la izquierda, tras considerar que los votantes premiaron el experimento progresista de la «Geringonça». El Bloco d’Esquerda aboga por un acuerdo de estabilidad para toda la legislatura, mientras el PCP examinará las propuestas del PS caso por caso.

«A los portugueses les gustó la Geringonça y desean la continuidad de la actual solución política, ahora con un PS más fuerte». António Costa, primer ministro y claro vencedor de las elecciones del pasado domingo en Portugal, señaló el camino a seguir en las negociaciones postelectorales que se abrirán ahora, una vez constatado que el PS no logró la mayoría absoluta que buscó en campaña y que le hubiese permitido gobernar en solitario.

Pese a ello, Costa fue el vencedor indiscutible de la noche electoral. Con el 36,65% de los votos y al menos 106 diputados (quedan cuatro por asignar), el PS sacó casi diez puntos al centroderecha del PSD, que tiene 77 escaños. Portugal es uno de los últimos reductos –con permiso de un Estado español a la espera del 10N– del bipartidismo clásico: los dos grandes partidos suman 183 diputados de 230.

Esta foto no esconde, sin embargo, la debacle de la derecha. Las cuatro candidaturas conservadoras apenas suman un 34,74%. Con la entrada de Chega, que ha logrado un diputado, el portugués deja de ser uno de los pocos Parlamentos sin presencia de la extrema derecha, pero el cómputo global para los conservadores es paupérrimo. El líder del PSD, Rui Rio, habló de «derrota histórica», mientras que la candidata del CDS-PP, Assunçao Cristas, anunció directamente la convocatoria de un congreso anticipado en el que no repetirá como candidata a liderar el partido. Todo después de lograr un 4,25% de los votos y cinco diputados.

Los tres protagonistas del Gobierno progresista de la Geringonça, sumando los votos de Livre, formación ecosocialista de nuevo cuño que sitúa a la afrodescendiente Joacine Moreira de diputada, llegan al 53,87%.

¿Legislatura, o año a año?

Pero también en la izquierda, la alegría va por barrios. La euforia del PS contrastó con la situación del PCP, que retrocedió a los números de hace una década, perdiendo cinco diputados y más de 100.000 votos. Los comunistas han sido los principales perjudicados del ascenso del PS, si bien habrá que esperar a análisis más detallados para saber si la fuga ha ido hacia Costa o hacia el Bloco, que finalmente resistió el envite socialista y retuvo los 19 escaños en el Parlamento de Sao Bento, pese a perder cerca de 50.000 votos en las urnas.

El desigual desempeño de las dos fuerzas de izquierda tuvo su reflejo en la disposición a la negociación con Costa. Mientras el candidato comunista, Jerónimo de Sousa, se limitó a señalar que decidirán «caso por caso» qué votar a las propuestas del PS, la líder del Bloco, Catarina Martins, invitó a Costa a explorar acuerdos más duraderos.

Martins fue la primera en salir ante los medios el pasado domingo, cuando el PS todavía aspiraba a la mayoría absoluta. Logró situar así su preferencia antes siquiera de que Costa saliese a valorar los resultados: un acuerdo de legislatura. El Bloco pidió en campaña superar ampliamente el 10% de los votos para poder presionar al PS a un gobierno de coalición, pero se quedó en el 9,67%, por lo que la demanda quedó guardada en el cajón inmediatamente. En vez de eso, Martins invitó al PS a «procurar una solución de estabilidad a lo largo de la legislatura», manifestando la «disponibilidad del Bloco» para explorar un acuerdo que abarque todo el mandato. En cualquier caso, Martins también se mostró dispuesta para negociar leyes y presupuestos «año a año».

Está por ver, más allá de la predisposición de Costa, cuál es la vía por la que acaba optando el PS, en el seno del cual existe una corriente más conservadora que aboga por ocupar el centro y pactar, dependiendo de las circunstancias, a derecha o izquierda. También influye el hecho de que, a diferencia del PCP, que tiene un votante más estanco y nunca baja del 5% pero nunca supera el 10%, el Bloco sí puede plantearse, llegado el caso, como un competidor. En estas elecciones se ha consolidado como tercera fuerza del país y tiene una bolsa de votos en disputa con el propio PS.

Abstención con trampa

La abstención ha sido la otra nota significativa de las elecciones, pues ha alcanzado un máximo histórico del 45,5%, algo sobre lo que levantaron la voz de alarma todos los partidos del arco parlamentario. La cifra, con todo lo significativa que sigue siendo, tiene algo de trampa, pues en realidad, el domingo votó un millón más de personas que en 2015. Lo que ocurre es que Portugal –a diferencia del Estado español– acabó en 2018 con el voto rogado desde el extranjero, lo que significa que todo ciudadano portugués, resida o no en el país luso, queda inscrito automáticamente en el censo, que se ha ampliado hasta los 10,8 millones de votantes.