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TEHERÁN / BAGDAD

Teherán denuncia complot y las milicias proiraníes están listas para sofocar la revuelta

El líder supremo iraní no duda en calificar de «conspiración» la revuelta en el centro y sur chií de Irak contra la corrupción y el caos económico. Las milicias proiraníes amenazan con sofocar las protestas. El gobierno de Bagdad reconoce «excesos». Más de cien muertos.

El líder supremo de Irán, el ayatollah Ali Jamenei, denunció a última hora del domingo una «conspiración» de «enemigos» para azuzar las diferencias entre Bagdad y Teherán, tras una semana de manifestaciones que se ha saldado con más de un centenar de muertos.

«Los enemigos buscan azuzar la discordia, pero han fracasado y su conspiración no será efectiva», dijo, en un mensaje publicado en su cuenta oficial de Twitter. «Irán e Irak son dos naciones cuyos corazones y almas están unidos a través de la fe en Dios y el amor por el imam Husein y la progenie del profeta. Este lazo será cada día más fuerte», agregó.

Más matizado, el portavoz del Gobierno iraní, Ali Rabiei, mostró el apoyo de Teherán «al Gobierno y el pueblo iraquí» y les urgió a que «preserven la unidad y muestren contención», según informó la agencia iraní de noticias Irna.

Advertencia de las milicias

El líder de Hachd al-Chaabi, potente coalición paramilitar dominada por milicias chiíes proiraníes, ha amenazado con intervenir para impedir «un golpe de Estado o una rebelión» en Irak si el Gobierno se lo pide.

Tras hacer suya la denuncia de un complot, Faleh al-Fayyadh previno en una conferencia de prensa de que Hachd al-Chaabi quiere «el final de la corrupción, no un cambio de régimen».

Al-Fayyadh, cuya coalición de milicias está ya en su mayor parte integrada en las tropas regulares iraquíes tras haber protagonizado la guerra contra el ISIS, aseguró sabe «quién está detrás de las manifestaciones» y «quién ha planificado la caída del régimen», un plan que aseguró habría fracasado.

El primer ministro, Abdel Abdul Mahdi, cercano a las milicias y alineado asimismo con Teherán, anunció la apertura de investigaciones contra agentes que hayan recurrido a un «excesivo uso de la fuerza».

Asimismo, ordenó la retirada de las unidades militares del barrio bagdadí de Ciudad Sadr y que sea reemplazadas por agentes de la Policía Federal. Durante las últimas horas han muerto 15 personas en esa zona.

El gobernador de la provincia iraquí de Bagdad, Fallah al-Jazairi, presentó el domingo su dimisión a raíz de las protestas, que comenzaron el 1 de octubre para denunciar la corrupción, el paro, la carestía de los productos básicos y las deficiencias en suministros básicos como electricidad y agua potable.