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Turquía rechaza los límites de Trump y ultima su ofensiva contra Rojava

El Gobierno turco asegura que «no actuará por amenazas» ante los límites puestos por el presidente de EEUU, Donald Trump, quien había advertido de que «destruirá la economía de Turquía» si Ankara se extralimita en su ofensiva militar contra Rojava (Kurdistán sirio). El Ministerio de Defensa da por terminados los preparativos para el ataque.

«Nuestro mensaje a la comunidad internacional es claro: Turquía no es un país que actúe según las amenazas», dijo el vicepresidente turco, Fuat Oktay, durante una ceremonia en la universidad de Gazi, en Ankara. «Nuestro presidente [Recep Tayyip Erdogan] lo ha subrayado siempre en asuntos de seguridad: Turquía conoce su propio camino, Turquía se lo guisa y se lo come», agregó, en las declaraciones recogidas por CNNTürk.

El vicepresidente turco respondió así a las advertencias vertidas la víspera por el mandatario estadounidense, quien, a golpe de tuit, previno a Turquía ante cualquier exceso en su ofensiva en el norte de Siria, amenazando con «destruir la economía turca». Lo hizo, eso sí, después de anunciar el repliegue de las tropas de EEUU desplegadas en la zona, dando así vía libre al ataque contra las fuerzas kurdas, aliadas hasta ahora de Washington en la lucha contra el ISIS.

«Maravillosos combatientes»

Ayer, Trump volvió a insistir en esa idea, y señaló que, aunque su Gobierno esté «en proceso de irse de Siria», no implica que haya «abandonado» a los kurdos, «una gente especial y maravillosos combatientes».

Oktay recordó que el Ejecutivo turco ya ha establecido instituciones de educación universitaria en las regiones del norte de Siria que controla militarmente desde 2016 y, en alusión a la operación militar que Ankara anuncia que tendrá lugar de forma inminente, destacó que «ahora toca crear una zona de seguridad al este del Éufrates».

El objetivo de esta operación, según explicó el número dos del Gobierno turco, es «poner en su lugar a las organizaciones terroristas que amenazan la frontera meridional» del país, en referencia al territorio controlado por las milicias kurdas de las Unidades de Protección Popular (YPG), un elemento fundamental de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) y consideradas por Turquía una extensión del PKK.

Apenas unas horas antes, el Ministerio turco de Defensa, anunció, vía Twitter, que había terminado los preparativos para llevar a cabo el ataque, que sería la tercera intervención militar de Turquía contra las milicias kurdas en Rojava desde 2016.

De hecho, el mismo lunes ya envió tropas y carros blindados a las ciudades fronterizas de Sanliurfa y Kilis, destinados a reforzar los puestos militares turcos en la zona.

Guiños con Damasco

En este contexto, las autoridades kurdas en territorio sirio, que consideran «una puñalada por la espalda» la decisión de Trump, podrían entablar conversaciones con Damasco –pese a su aversión tras décadas de persecución– y Rusia para llenar el vacío de seguridad en caso de una retirada plena de las tropas estadounidenses, según explicó uno de sus responsables, Badran Jia Kurd, a la agencia Reuters.

El Gobierno sirio también tendió la mano a los kurdos, por boca del viceministro de Exteriores, Faisal al-Miqdad, asegurando que «no vamos a aceptar la ocupación» y que «estamos preparados para defender nuestra tierra y nuestro pueblo». También les reprochó, no obstante, haber colaborado en el pasado con las fuerzas de EEUU. «Quien se tira a los brazos del extranjero, el extranjero acabará alejándole con desdén», subrayó al-Miqdad.