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Erdogan amenaza con enviar millones de refugiados a Europa

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, amenazó a sus aliados occidentales con «abrir las puertas» y enviar millones de refugiados hacia Europa si la Unión Europea critica la ofensiva de Ankara contra los kurdos en Rojava y califica el ataque de «invasión». Bruselas pidió no mezclar las operaciones militares con las «ayudas a los desplazados». En la frontera turco-siria se reanudaron los combates que han provocado la huida de decenas de miles de personas.

«Unión Europea, recupera el juicio. Si defines nuestra operación como una invasión, nuestro trabajo es fácil. Abrimos las puertas y te enviamos 3,6 millones de refugiados» sirios, advirtió el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en un discurso en Ankara, arremetiendo contra la UE por sus críticas a la operación militar turca contra el autogobierno kurdo en Rojava.

Erdogan acusó a Bruselas de mentir y de no haber mantenido su promesa de facilitar ayuda económica a Turquía, en relación al acuerdo cerrado en 2016 por el que Ankara aceptaba controlar el flujo de refugiados hacia Europa a cambio de soporte financiero para atender a los inmigrantes en su territorio, y denunció que la UE lleva 40 años diciéndole a Turquía que podrá entrar en el club comunitario.

Erdogan pidió a los países de la OTAN, de la que Turquía es miembro, y especialmente a EEUU, que le apoyen en su ofensiva contra la región autogobernada por los kurdos y contra las milicias de las YPG, hasta ahora aliadas de Washington en la lucha contra el Estado Islámico (ISIS). «No aceptamos que elijáis a una organización terrorista antes que a Turquía», dijo.

Como respuesta a Erdogan, la alta representante para la Política Exterior de la UE, Federica Mogherini, pidió el cese de la acción militar turca en el norte de Siria pero añadió que «cometeríamos un error si ahora cuestionáramos las ayudas a las agencias internacionales de ayuda a los desplazados y lo vinculáramos a los movimientos militares».

París y Roma convocaron a los embajadores turcos en sus respectivos países, y el presidente francés, Emmanuel Macron, pidió a Turquía que «acabe lo más rápidamente posible» su ofensiva. La preocupación de los países occidentales por esta operación se debe, sobre todo, al temor a que miles de yihadistas, ahora detenidos por las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), vuelvan a sus países de origen.

Noruega fue un paso más allá y suspendió las exportaciones militares a Turquía, además de revisar todos los permisos de exportación en vigor. Finlandia, que, al contrario de Noruega, no es miembro de la OTAN, también anunció la suspensión de las exportaciones de armas hacia Turquía o hacia otro país comprometido en la guerra.

En cambio, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, se limitó a pedir a Turquía que demuestre «autocontrol» y dijo que espera que sus operaciones militares sean «moderadas y proporcionales».

La ofensiva se inició el miércoles con bombardeos aéreos y de artillería, que abrieron el paso a una operación terrestre, todo bajo el nombre de «Manantial de paz». Tras la calma tensa de la madrugada, los ataques se reanudaron ayer en las ciudades de Serekaniye y Tal Abyad, y otras zonas de los alrededores de la frontera.

Las fuerzas kurdas afirmaron haber rechazado un nuevo ataque por tierra del Ejército turco en la zona de Serekaniye, tras los bombardeos de la víspera, mientras el Ministerio de Defensa turco afirmó que la operación había sido «llevada a cabo con éxito durante la noche, por aire y por tierra» y que varias localidades habían sido tomadas. El pánico provocado por los intensos bombardeos hizo que más de 60.000 personas huyeran de sus hogares en las primeras horas del ataque. Algunas localidades quedaron totalmente vacías de civiles.

Subidos en camionetas, llevando neveras, bombonas de gas, mantas y grandes bolsas con sus pertenencias, mujeres y niños llegaron a Tall Tamr, situada más al sur al resguardo de los combates.

Al menos diez civiles y 29 combatientes kurdos murieron en los bombardeos. Varios de ellos cuando huían de las bombas, según la Media Luna Roja.

Además, seis civiles –entre ellos un bebé– murieron en la provincia de Mardin (Kurdistán Norte) a consecuencia del impacto de proyectiles lanzados, según la televisión estatal turca, por milicias kurdas desde el otro lado de la frontera.

Erdogan, por su parte, aseguró que al menos 109 miembros de las milicias  kurdas han muerto y «numerosos» han sido capturados.

Prisioneros yihadistas

Turquía bombardeó también la prisión de Chirkin, en Quamishlo, en la que había milicianos de Estado Islámico de más de 60 nacionalidades, y las FSD denunciaron que se trata de un «claro intento» de ayudarles a escapar. Unos 12.000 combatientes del ISIS se encuentran en centros de detención gestionados por las autoridades kurdas. «Turquía es ahora responsable de asegurar que todos los combatientes del ISIS detenidos en prisiones continúan en la cárcel y de que el ISIS no se reorganiza de ninguna manera», advirtió la embajadora de EEUU ante la ONU, Kelly Craft, que advirtió a Ankara con «consecuencias».

Pero el Gobierno turco recalcó que solo se responsabiliza de los presos que se encuentren en los territorios que espera invadir para crear la que denomina «zona segura». «Estados Unidos y otros dejaron muy claro que se quedarán en la zona sur de la ‘zona segura’ que vamos a establecer, así que esos (los yihadistas que estén en esa zona) serán responsabilidad de los estadounidenses y los otros», indicó el ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu.

La ofensiva turca recibió la luz verde del Gobierno estadounidense, que abandonó a los kurdos a su suerte después de haber colaborado en acabar con el «califato» del Estado Islámico.

A pesar de haber amenazado a Turquía con «aniquilar su economía» mediante la imposición de sanciones si es «inhumana» , Trump relativizó la alianza de EEUU con las milicias kurdas en el combate al ISIS y respondió a las acusaciones de «traición» –algunas desde el propio campo republicano– al argumentar que le «gustan» los kurdos de Siria, pero que no tiene ninguna obligación de protegerlos porque ellos no combatieron junto a Estados Unidos contra la Alemania nazi. «No nos ayudaron con la Segunda Guerra Mundial. No nos ayudaron con Normandía», manifestó. Sobre la posibilidad de que los prisioneros del ISIS en manos kurdas escapen los campos de detención, Trump respondió: «Se escaparían a Europa, allí es adonde quieren ir».

«Esto es como Israel y los palestinos, pero quizá el odio es aún mayor», opinó Trump. Precisamente, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, condenó «firmemente» la ofensiva turca y advirtió sobre lo que calificó de «limpieza étnica» por parte de Turquía y sus aliados.

El Gobierno sirio rechaza negociar con los kurdos

El Gobierno sirio rehusó ayer la posibilidad de negociar con los kurdos, a los que la ofensiva turca parece forzarlos pese a persecuciones en el pasado. El viceministro de Exteriores sirio, Faisal Mekdad, afirmó que el Gobierno sirio no está dispuesto a negociar con los kurdos, «quienes traicionaron al país y se aliaron con Estados Unidos». La víspera había «aconsejado a los que se han extraviado a que vuelvan a la nación», asegurando que «la patria acoge a todos sus hijos». La reacción rusa también dejó en evidencia el abandono de los kurdos. Moscú defendió el diálogo entre Siria y Turquía, a pesar de que su ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, afirmó que intentaría a la vez establecer contactos entre Damasco y las autoridades kurdas. Pero sobre los ataques a Rojava, Rusia se limitó a pedir moderación a Turquía para evitar que esta afecte el proceso de paz en este país árabe, según afirmó Yuri Ushakov, asesor del presidente, Vladimir Putin. A su juicio, se trata ante todo del apego a «la unidad e integridad territorial de Siria».GARA