Arkaitz Rodriguez Torres
Secretario general de Sortu
GAURKOA

¡A las urnas!

Los comicios del domingo tienen lugar en un contexto muy especial, marcado por la profunda crisis del Régimen del 78 como consecuencia de la larga lucha de Euskal Herria y Cataluña por su liberación nacional y social. Lucha que ha desnudado por completo al Estado español, dejando más al descubierto que nunca su carácter antidemocrático y autoritario.

El Estado español carece de oferta democrática para Cataluña, Euskal Herria y el resto de pueblos del Estado. Y, a falta de dicha oferta, ha puesto en marcha una auténtica involución político-democrática como último recurso para intentar salvar al Régimen del 78. Involución que viene a sumarse a la profunda regresión social y económica operada con la excusa de la crisis de 2007.

La única oferta del Estado español para Cataluña, Euskal Herria y el resto de pueblos del Estado puede resumirse en dos números: 135 y 155. Recentralización, recorte de nuestras ya de por sí limitadas soberanías nacionales, reformas laborales y de las pensiones regresivas, recorte de derechos, menosprecio de nuestras respectivas lenguas y culturas, negación, imposición, represión, humillación… Esa es la oferta del Estado español. Y esa es su oferta independientemente del color político del gobierno de turno. Porque el problema no es el PP, el problema no es C’s, ni siquiera Vox; el problema es un Estado español profundamente antidemocrático, corrupto, oligárquico y reaccionario concebido como cárcel de pueblos y maquinaria de explotación de los sectores trabajadores y populares. Ese es el problema.

En este contexto de involución, de recorte de derechos, de autoritarismo creciente, de fascistización, es más evidente que nunca eso que ha defendido la Izquierda Abertzale, prácticamente en solitario, los últimos 40 años: que la única alternativa para optar a una democracia plena y un marco de justicia social es la ruptura con el Régimen del 78, el ejercicio del derecho de autodeterminación y la construcción de una república plenamente soberana, aquí, en Euskal Herria, pero también en el resto de pueblos del Estado. Repúblicas construidas desde la izquierda, que actúen al servicio de los sectores trabajadores y populares. Porque no queremos un estado solo por cambiar de bandera. Queremos un estado para construir un modelo social y económico justo, para levantar una democracia de verdad y para impulsar la despatriarcalización de todos los ámbitos de la sociedad y alcanzar la plena igualdad entre hombres y mujeres.

Precisamente, es con el objetivo de avanzar en dicha ruptura democrática y de construir dichas repúblicas que ERC, EH Bildu y BNG hemos reeditado la alianza que realizáramos de cara a las pasadas elecciones estatales y europeas. Y es con ese mismo objetivo que prácticamente todas las fuerzas soberanistas del Estado, desde la CUP hasta el PDCat pasando por EH Bildu y el BNG, hemos unido nuestras fuerzas en la Declaración de la Llotja de Mar, precursora de una unidad de acción y concertación estratégicas que ha de llegar a abarcar todos los ámbitos. Porque juntos seremos más fuertes.

Dijimos que el 28 de abril cada voto a EH Bildu en particular y a las fuerzas soberanistas de izquierdas en general iba a ser un golpe al fascismo y al Régimen del 78. Y así ha sido. Estos últimos meses han servido para desenmascarar aún más al Estado y, con ello, aumentar la distancia que le separa de nuestros respectivos pueblos.

Ahora, tenemos que darle un nuevo golpe al Régimen haciendo que EH Bildu en particular y el soberanismo de izquierdas en general sean aún más fuertes y determinantes.

Una vez más, los independentistas de izquierdas vamos a ser decisivos para frenar a la derecha y a la ultraderecha, pero también para impedir que un hipotético gobierno del PSOE haga prácticamente lo mismo con guante de seda. Vamos a condicionar de arriba abajo la gobernabilidad y la política española, y vamos a hacerlo con un objetivo muy claro: conquistar el derecho de autodeterminación, enfrentar las políticas neoliberales y traer a casa a los presos, refugiados y deportados políticos. Eso de acudir a Madrid a mendigar cuatro competencias, que es lo que ha hecho y pretende continuar haciendo el PNV, se ha acabado. Vamos a Madrid a luchar por nuestros derechos nacionales y sociales, por los derechos de los trabajadores, de los autónomos, de las mujeres, de las pensionistas, de las jóvenes... en definitiva, de los y las de abajo. Vamos a llevar a Bel Pozueta a Madrid a decir alto y claro que la justicia española no es justicia, que queremos a los de Altsasu en casa, y que necesitamos un sistema de justicia propio, justo e independiente. Vamos a Madrid a decirle al Borbón, a los corruptos, a los franquistas, a los criminales de la guerra sucia, a los torturadores... aquello que ya les dijera el gran Jon Idigoras hace un cuarto de siglo: «¡Sacad vuestras sucias manos de Euskal Herria!». En definitiva, vamos a Madrid a exigir respeto para nuestro pueblo y a hacer respetar nuestro pueblo, porque los derechos y la libertad no se mendigan, se conquistan.

Este domingo, ni un solo voto abertzale, independentista, feminista, socialista, euskaltzale, ecologista o antifascista puede quedarse en casa. No nos dejamos a Josu Muguruza a las puertas de ese Congreso español para que ahora nos permitamos el lujo de quedarnos en casa. No nos hemos dejado más de 200 compañeros en el camino para que ahora nos permitamos el lujo de pasar. No tenemos a 249 compañeras en las cárceles para que ahora nos permitamos el lujo de no ir a votar.

Una vez más, hay que darles donde más les duele, como decía Herri Batasuna; y lo que más les duele no es la abstención; lo que más les duele no es el voto a Podemos, ni mucho menos el voto al PSOE, pilar fundamental del Régimen. Lo que más les duele es, sin duda alguna, el voto a EH Bildu, el voto independentista de izquierdas.

Así pues, este domingo, démosle un nuevo golpe al Régimen; por la libertad de los presos, la autodeterminación y la República Vasca, ¡a las urnas!