Nerea GOTI
JORNADAS EN BILBO

MUJERES GITANAS RECLAMAN ACABAR CON EL «FEMINISMO BLANQUECINO»

EN BILBO SE CELEBRARON EL PASADO LUNES LAS JORNADAS «ROMANI HADIN. TRAS LAS HUELLAS DE LAS MUJERES GITANAS», FORO DESDE EL QUE LA ACTIVISTA MARÍA JOSÉ JIMÉNEZ RECLAMÓ A LAS INSTITUCIONES, PERO TAMBIÉN AL MOVIMIENTO FEMINISTA, VOZ Y PODER PARA LAS MUJERES GITANAS.

«Las payas os creéis que sois las jefas del cotarro», pero hay «mujeres gitanas que tienen un pensamiento político a la izquierda más izquierda en este país», subrayó María José Jiménez en un momento de su intervención en las jornadas celebradas en Bilborock.

Mujeres gitanas y payas llenaron la sala a convocatoria de la asociación de mujeres gitanas Amuge, un foro en el que, en primer lugar, resaltaron el orgullo de pertenecer a una cultura, de ser diferentes, de romper estereotipos... y desde el que reclamaron voz y poder para que no sigan hablando por ellas y, sobre todo, no lo hagan «desde la superioridad moral».

“Romani Hadin. Tras las huellas de las mujeres” congregó voces referenciales como la de Tamara Clavería, que participó en las Jornadas Feministas de Durango para reclamar al movimiento feminista que incorpore la lucha antirracista «en todos sus planteamientos, haceres y estrategias».

Ese mensaje también se escuchó a través de distintas voces que interpelaron a instituciones y movimiento asociativo. Abrió fuego María José Jimenez, activista afincada en Madrid, que reconoció que en el ámbito de los servicios sociales «las cosas se están haciendo mejor» en Euskal Herria y Catalunya, pero «no quiere decir que se esté haciendo de manera correcta».

«Mi responsabilidad es dar un poco de cera» asumió, para interpelar directamente a Emakunde y a las instituciones en general, a las que preguntó cómo enfocan y con qué representación real las políticas de empoderamiento de las mujeres racializadas.

Asesoras

«Lo primero que tendría que hacer Emakunde es que dentro de su equipo de trabajo y asesores haya mujeres gitanas», apuntó Jiménez, que agregó que «el género no se ve tanto pero la racialización se ve muchísimo».

«¿De todas las que sois payas, cuántas tenéis una línea de diseño político con objetivos, estrategias para el tema de género relacionadas con mujeres gitanas?», cuestionó seguidamente. Decenas de manos se alzaron.

«Cuántas cuentan con mujeres gitanas al frente de esas estrategias» fue su segunda pregunta, y solo se escuchó una voz, presentándose como integrante del departamento de Diversidad del Gobierno de Lakua, aunque tampoco consiguió dar un sí rotundo.

«No entiendo que proliferen asociaciones y que las nombréis de izquierda y feministas» sin esas voces, remarcó María José Jiménez, para dejar sentado que «nadie es feminista sin ser antirracista».

Empoderar no; ceder poder

«Las mujeres payas os ponéis en frente, hacéis de altavoz de las mujeres gitanas», indicó Jiménez, quien reclamó no empoderar sino «ceder el poder». «Si queréis poner al feminismo como la opción política que puede transformar el mundo, poned a las mujeres gitanas al frente», destacó. «Hay mujeres gitanas que tienen pensamiento político y que están situadas a la izquierda más izquierda de este país. Es una necesidad suya y que se le debe a una democracia ante un feminismo blanquecino y que no es antirracista», advirtió la activista.

A lo largo de la mañana pasaron sobre el escenario voces muy aplaudidas entre el público y que ofrecieron una visión real no estereotipada de las mujeres gitanas.

Se habló de «la huella» que han dejado mujeres de otras generaciones que han aplicado la colaboración y la dedicación en red para apoyarse mutuamente, que han transmitido la importancia de formarse y de hablar con voz propia en un terreno en el que no solo luchaban por la igualdad sino también contra el racismo.

«Tenemos una resistencia de 600 años de persecución, de apartheid, de gasearnos en los campos de concentración, de ser expulsados de ciudades... de una política de ‘a los gitanos hay que educarlos, hay que domesticarlos’», rememoró María José Jiménez.

Segregación en las aulas

También se tocó el tema de la educación en estas jornadas, en las que se llamó la atención del Departamento autonómico que dirige Cristina Uriarte porque «con el pueblo gitano se permiten cosas que no se permitirían al contrario».

Tras apuntar casos de segregación en las aulas o de invisibilización de la historia del pueblo gitano en el currículum, se narraron casos como el de las alumnas gitanas a las que se invita a hacer un grado medio pese a tener notas muy superiores al resto de alumnado y se ha censurado que se culpe a las madres gitanas del fracaso escolar. Han reclamado formación en perspectiva de género y «toda la mirada intercultural feminista».

«Nadie se pregunta si la culpa la tienen los jefes de estudios. ¿Se plantearían como padres y madres del pueblo payo llevar a sus hijos a un centro en el que profesores y alumnos son todos gitanos? ¿Por qué pensáis que nosotros estamos seguros?», fueron algunas de las cuestiones que se dejaron en el aire a la espera de respuesta.