Belén Martínez
Analista social
AZKEN PUNTUA

Con las mal «pagás»

A pesar de las Conferencias mundiales sobre Mujer y Deporte: Brighton (1994), Windhoek (1998), Montreal (2002), Kumamoto (2006), Sídney (2010), Helsinki (2014) y Gaborone (2018), tanto en deportes individuales como colectivos, los hombres están mejor pagados. La brecha salarial es la versión «mejorada» de la doctrina del Barón de Coubertin, que limitaba la participación de las mujeres en los Juegos Olímpicos a «coronar a los vencedores y aplaudirlos».

Si bien la Real Federación Española de Fútbol se sumó a la Declaración Brighton Plus Helsinki, «nuestro» «deporte rey» –como práctica, institución y espectáculo– legitima la desigualdad. El salario mínimo de un jugador de La Liga Nacional de Fútbol Profesional es de 155.000 euros anuales, mientras que el de una jugadora de la Liga Iberdrola es de 825,65 euros mensuales.

Así las cosas, tras más de un año de negociaciones infructuosas, las futbolistas de Primera División Femenina iniciaron una huelga indefinida, hasta conseguir el convenio de la Asociación de Futbolistas españoles.

Los cuatro Grand Slam de tenis ya no distinguen entre categoría masculina y femenina. A trabajo igual, salario igual. Equal Waves, Equal Pay (Mismas olas, mismo salario), en lenguaje surfero. Las mujeres también sudan la camiseta en el césped. Convenio justo ¡Ya!