Iñaki SOTO
DONOSTIA
CASTIGO A «EGIN» Y EXPOLIO A «GARA»

«Egin» recupera las llaves, pero las puertas no conducen a nada

Tras 21 largos años, las empresas editoras de “Egin” han recuperado las llaves del escaso patrimonio que ha quedado en pie: el pabellón de Hernani y la redacción de Gasteiz. El embargo que pesa sobre estas propiedades convierte este acto –que, en otras circunstancias, hubiese podido ser de justicia poética– en un trámite amargo.

La redacción central en el polígono de Eziago de Hernani ha tenido mucho trajín en estos años, con vigilancia policial primero, destrucción natural y latrocinio más tarde, y últimamente con operarios de Patrimonio del Gobierno de Lakua intentando recuperar algo del dañado archivo. La delegación de “Egin” de la calle Olagibel de Gasteiz, sin embargo, era como una caja del tiempo: sellada y totalmente cerrada a la actividad humana o animal.

El martes de la semana pasada esa situación se alteró cuando los representantes de los juzgados, el procurador del proceso judicial por parte de Orain, la empresa editora de “Egin”, el abogado Iñigo Iruin, varios extrabajadores del periódico clausurado por Baltasar Garzón y sendos cerrajeros asistieron a los actos de entrega de las llaves de los mencionados locales. Es parte del proceso judicial, camino de finiquitarse tras cumplir los condenados dentro del macrosumario 18/98 los tremendos castigos y desatascado en parte por la sentencia que obligaba a GARA a levantar la suspensión de pagos y afrontar la deuda de “Egin” con la Seguridad Social, por un montante de tres millones de euros en el plazo de dos años. Es, con todos los matices, otra cara del expolio.

El acto del martes tiene que ver con la memoria de esta injusticia. Pese a estar bajo tutela judicial, los administradores nombrados por la Audiencia Nacional abandonaron el patrimonio de “Egin” y no quisieron gestionar ni sus activos ni sus pasivos. Ni mantener el patrimonio ni responder a las deudas. Así, por ejemplo, se perdió a manos de los bancos la redacción de Iruñea, porque pese a tener dinero en las cuentas no se pagaron las pocas letras que quedaban. Con ese mismo espíritu y con plena impunidad, se dejó pudrir la rotativa nueva, se cegó el local de Eziago y, tras la devastación natural de lluvias y vendavales, vino el robo de materiales.

Un acto simbólico

Mientras tanto, seguía la judicialización del caso “Egin”, en diferentes ámbitos. Se consumaba la injusticia con duras condenas de cárcel para periodistas y consejeros bajo la doctrina del «todo es ETA» y se iniciaba la persecución contra GARA echándole encima la deuda con la Seguridad Social. El hecho de que el cierre del periódico fuera declarado finalmente ilegal por parte del Tribunal Supremo no supuso una marcha atrás en los atropellos a derechos y libertades.

Los bienes sobrantes de “Egin” quedaron embargados para hacer frente a los diferentes acreedores que tenía en el momento del cierre. En esa situación están los locales de Hernani y Gasteiz.

Orain y Ardatza, las dos empresas que editaban “Egin” y lo imprimían, no tienen en este momento órganos directivos, porque el mandato de sus consejeros decayó cuando estaban en prisión. Están en un limbo, como los locales. No obstante, la Audiencia Nacional ha aceptado que el procurador que representó a estas empresas en el proceso se haga cargo de las llaves de estos locales, aunque sea de forma transitoria. Hasta que se subasten para hacer frente a sus cargas.

Y en este protocolo consistieron los actos de la semana pasada (ver crónica del de Gasteiz). La lógica felicidad por volver a recuperar esas llaves no puede ocultar que el embargo que pesa sobre estos locales apuntala la injusticia que se cometió hace más de veinte años y que ahora tiene un último episodio con la deuda imputada injustamente a GARA.

Responsabilidades y subasta

El futuro de ambos edificios pasa por una subasta. En el caso del pabellón de Hernani, se trata de un inmueble peligroso que está además impidiendo el desarrollo de las empresas contiguas al pabellón que albergaba la redacción del periódico. La desidia de los administradores judiciales ha provocado que el pabellón esté en situación de ruina total y que suponga un peligro. Solo derruir el edificio y habilitar las tierras, incluso en el caso de que no contengan contaminación, supone una inversión importante. En el caso de Gasteiz es dudoso que alguien esté interesado en pujar por un local con este historial y abandonado durante tanto tiempo.

Las administraciones competentes deberían tener estos elementos en cuenta, además de la injusticia que supuso el cierre de "Egin" y ahora el expolio contra GARA. En este momento el proceso pasa por un peritaje de la situación de los locales y por su tasación, un trámite que está en manos de una oficina técnica dependiente del Departamento de Trabajo y Justicia del Gobierno de Gasteiz.

El oprobio que supuso aquel cierre de un medio de comunicación ha dejado una herida que aún supura, aunque en todo este tiempo ha habido, asimismo, una esfuerzo colectivo para poder sanarla.