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La mayoría de mujeres jóvenes con diversidad funcional, en precariedad

Una investigación promovida por Emakunde concluye que las mujeres jóvenes con diversidad funcional sufren «múltiples discriminaciones» en sus centros de trabajo de la CAV y que las condiciones laborales en las que se halla la «mayoría» de ellas son precarias.

Emakunde ha concedido una beca al estudio desarrollado por Nerea Azkona, Ziortza Rekakoetxea y Amaia García sobre la situación laboral de las mujeres jóvenes con diversidad funcional, en el marco de la convocatoria de becas para la realización de trabajos de investigación en materia de igualdad entre mujeres y hombres.

Mediante este tipo de estudios, tal como señalan desde el instituto de la mujer de la CAV, se pretende «visibilizar las situaciones de desigualdad que sufren determinados colectivos de mujeres». Concretamente, el trabajo presentado ayer en Gasteiz se ha realizado con «perspectiva de género y teniendo en cuenta la teoría de la interseccionalidad», apuntaron las ponentes, «ya que se parte de la idea de que solamente se puede entender su realidad teniendo en cuenta la articulación de factores múltiples».

Así, partiendo de la articulación de los factores de sexo, edad y diversidad funcional, las autoras han analizado «qué desigualdades y situaciones de discriminación específicas existen en el ámbito laboral de las mujeres que tienen alguna discapacidad». Tras su análisis, han llegado a la conclusión de que las condiciones laborales de este colectivo son precarias «en la mayoría de los casos», lo que está causado por varios factores: entre otros, por trabajar en sectores feminizados, por tratarse de contratos parciales y temporales, y porque su salud condiciona los tiempos laborales, lo que afecta directamente a sus puestos de trabajo.

Subrayaron que las personas jóvenes con diversidad funcional sufren en sus trabajos «múltiples discriminaciones en relación a sus condiciones laborales, los prejuicios y estereotipos que imperan, y la falta de adaptación y accesibilidad».

«Además, hay un porcentaje de mujeres con diversidad funcional que realizan trabajos domésticos y de cuidado que están metidas en casa, las cuales son invisibles tanto en las estadísticas como en los espacios laborales», advirtieron.

Respuestas transversales

Con el objeto de dar respuesta a estas situaciones, el estudio recopila algunas recomendaciones para optimizar las interacciones de las mujeres jóvenes con diversidad funcional con la Administración Pública.

El trabajo de investigación concluye que se podrá avanzar en el proceso de integración de la perspectiva de género y la diversidad «solamente haciendo frente de forma sistemática y transversal a las necesidades laborales de las personas jóvenes con diversidad funcional», para que no se siga incrementando la brecha que separa a las mujeres con diversidad funcional de otras mujeres y de «todos los hombres».

En este sentido, las autoras del estudio, junto con la directora de Emakunde, Izaskun Landaida, reclamaron ayer una «profunda revisión» de las políticas públicas relacionadas con el género, la juventud, la diversidad funcional y el empleo.