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MOGADISCIO

Casi un centenar de muertos en un atentado en Mogadiscio

La matanza provocada ayer por un atentado con coche bomba en la capital de Somalia dejó cerca de un centenar de muertos, el tercer ataque más grave en la historia reciente de Mogadiscio, y del que las autoridades responsabilizaron al grupo yihadista Al Shabab.

La explosión de un coche bomba dejó ayer al menos 94 muertos y decenas de heridos en un barrio muy concurrido de Mogadiscio, en uno de los ataques más sangrientos perpetrados en la capital de Somalia.

El ataque tuvo lugar en una zona de intenso tráfico, cerca de un puesto de control de las autoridades y de una oficina de impuestos.

El diputado Abdirizak Mohamed estimó un total de 94 muertos –17 policías, 73 civiles somalíes y cuatro extranjeros–.

Abdukadir Abdirahman, director de un servicio privado de ambulancias, relataba que el número de muertos iba aumentando a medida que avanzaban las labores de rescate entre escombros y vehículos calcinados.

Confirmó que la explosión se debió a un camión bomba detonado en un punto de control situado en un cruce que utilizan los vehículos que llegan a la capital de Somalia desde la cercana localidad de Afgoye.

En las inmediaciones se encuentra una oficina de Tráfico que visitan diariamente decenas de personas, lo que hizo que el número de fallecidos fuera tan elevado. Además, era la hora punta de una jornada laboral, por lo que en los alrededores de la zona afectada había numerosos coches patrulla, estudiantes y vendedores ambulantes de qat (estimulante vegetal muy consumido en Somalia).

Entre las víctimas había al menos 16 estudiantes de la Universidad de Banadir.

«Un minibús transportaba a 17 estudiantes y solo uno de ellos sobrevivió», explicaba un estudiante de esta universidad. «Todo lo que podía ver eran cuerpos desperdigados [...] y algunos, calcinados, irreconocibles», añadió otro testigo, Sakariye Abdukadir. Entre las víctimas mortales se encuentran también dos ciudadanos turcos, ingenieros civiles implicados en la construcción de carreteras, según confirmaron fuentes policiales y el Gobierno de Ankara.

Decenas de familias aguardaban a las afueras de varios hospitales para conocer el estado de sus familiares mientras el personal sanitario solicitó a la población que acudiese a donar sangre.

«No recuerdo una tragedia semejante desde el ataque en la intersección de Zoobe», afirmaba un sanitario en referencia al doble atentado con camión bomba en un mercado de la capital que causó 587 muertos el 14 de octubre de 2017.

Apuntan al Al Shabab

«Este enemigo intenta aplicar la voluntad destructora del terrorismo internacional, nunca han hecho nada positivo por nuestro país (...) Todo lo que hacen es destruir y matar, y (los somalíes) lo saben bien, condenó el presidente somalí, Mohamed Abdullahi Farmaajo, que responsabilizó al grupo yihadista Al Shabab, afiliado a Al Qaeda, del atentado.

«Al Shabab no quiere construir escuelas, no quiere construir hospitales ni alimentar a los niños. Su único contrato en vigor es el de la destrucción del progreso de este país», afirmó.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, condenó el atentado y aseguró que «los responsables de este crimen horrible tienen que ser llevados ante la justicia».

El atentado se produjo en un contexto de intensa actividad de Al Shabab, que busca derrocar al Gobierno somalí, apoyado por 20.000 efectivos de la fuerza de la Unión Africana en Somalia (Amisom).

El yihadismo somalí mantiene su fuerza

Al Shabab emergió de la Unión de Tribunales Islámicos, que antaño controlaba el centro y el sur de Somalia, y se estima que en la actualidad contaría con entre 5.000 y 9.000 miembros. Expulsado de Mogadiscio en 2011, perdió la mayor parte de sus bastiones, pero sigue perpetrando atentados en la capital y sigue siendo poderoso en algunas regiones, donde lleva a cabo operaciones de guerrilla y atentados suicidas, sobre todo contra objetivos gubernamentales, de las fuerzas de seguridad y civiles. Hace dos semanas, cinco personas murieron en un ataque de Al Shabab a un hotel de Mogadiscio frecuentado por políticos, militares y diplomáticos. Su actividad pone en cuestión la capacidad del Ejército somalí para asumir la seguridad del país, a la vez que cada año se reduce el contingente de la misión de la Unión Africana. EEUU, con cerca de 500 efectivos, ha llevado a cabo este año más de 60 ataques con drones contra supuestos objetivos de Al Shabab, si bien en alguno de ellos también ha matado a agricultores. GARA