Iñaki IRIONDO

Lo que no borra la injusticia

EH Bildu tiene un problema para romper el cerco de prejuicios que le rodean y las inercias que marcan las opiniones de quienes hablan o informan sobre ella. No había indicios objetivos que señalaran que la Mesa Política fuera a apostar por Arnaldo Otegi como candidato a lehendakari, salvo la declaración de que la formación independentista no se iba a dejar condicionar en sus decisiones propias por la terquedad autoritaria de los tribunales españoles que todavía no le han levantado la inhabilitación, a pesar de que sus superiores europeos de la Corte de Estrasburgo dictaran que su juicio había sido injusto.

El discurso de EH Bildu en los últimos meses ya permitía interpretar que optaría por Maddalen Iriarte como propuesta de candidata a las bases, siempre y cuando ella estuvira dispuesta a dar el paso después de haber conocido durante cuatro años los entresijos del parlamentarismo, las negociaciones no siempre limpias por parte de los adversarios y el tiempo restado a la familia y al ocio yendo de un lado a otro, sin horario ni calendario, para estar con las bases, con socios políticos o acudiendo a todo tipo de citas discretas.

En todo caso, la decisión de la Mesa Política de EH Bildu de optar por Maddalen Iriarte no resta ni un ápice de gravedad al hecho de que todavía haya una fuerza política en Euskal Herria que tiene inhabilitado a su máximo líder para ejercer cualquier tipo de cargo público, más aún cuando su juicio ha sido declarado injusto. Eso es persecución política.