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Los manifestantes en Irak entierran a los siete muertos por milicias chiíes, decididos a continuar las protestas

Los manifestantes antigubernamentales iraquíes enterraban ayer a siete de los suyos, muertos por partidarios del líder chií Moqtada Sadr en Nayaf, en el sur de Irak, y decían seguir determinados a continuar con sus protestas.

Desde que el poderoso Sadr dio un giro y llamó a sus seguidores a no participar más en las protestas que surgieron el octubre, la movilización popular iraquí se ha dividido.

Los seguidores de Sadr apoyan al nuevo primer ministro, Mohamed Alawi, pero los manifestantes rechazan a quien ya fue dos veces ministro en un sistema del que quieren deshacerse. Y siguen con sus protestas, pese a que ya han dejado cerca de 490 muertos y 30.000 heridos desde el 1 de octubre.

El primer ministro designado, que ha prometido que se hará toda la luz sobre estas víctimas, afirmó ayer que la muerte de manifestantes era una «línea roja». «No podré proseguir con mi misión si los jóvenes siguen padeciendo todo esto», añadió. Desde hace varios días, los dos bandos se han enfrentado en varias ciudades y un manifestante murió apuñalado el lunes en Al Hilla, al sur de Bagdad. El miércoles por la noche, en Nayaf, siete manifestantes murieron después de que simpatizantes de Sadr invadieran un campamento. Todos los muertos presentaban disparos en la cabeza o en el pecho, según los médicos, que cifraron los heridos en decenas.

Alawi prometió a grupos de representantes de la protesta que «propondrá uno o dos ministros surgidos de la movilización».