Raimundo Fitero
DE REOJO

Apologías

A los que no somos venezolanos se nos acaban los temas de discusión muy pronto. Si estamos desintoxicándonos del fútbol o furbo, tenemos que agarrarnos a los resultados de la bolsa con relación al virus porque según los dueños del oasis vasco, hablar del escándalo de Zaldibar es propio de carroñeros, una manera de desenmascararse porque se auto inculpan y ahí hay mucha carroña, pero mucha, química, metálica, económica, de mala gestión y puede que más de una actitud que puede recibir el reproche penal, individual, colectiva, institucionalmente. Un juzgado ha intervenido de oficio. Ya era hora, dos desaparecidos es motivo más que suficiente para emprender acciones inmediatas para llegar hasta esos cuerpos que son de dos personas, dos obreros, que no se olvide.

Se puede hacer apología de la tortilla de patatas con cebolla, del encebollado de hígado, de las bata-mantas para enroscarse en el sofá y en el reino de España se puede hacer también del franquismo. De la represión o la violencia policial, del nazismo, de los golpes de Estado en Bolivia y no pasa nada o casi nada. Si se alaba al Batallón Vasco Español, los GAL o a Tejero, no sufre ningún tipo de persecución ni reproche, pese a ser terrorismos de la peor calaña. Pero si hace un chiste sobre Carrero, vas a la prisión, si mencionas algo que rime con eta puedes ser perseguido, enjuiciado y penado de manera abusiva con recohineo.

Por todo ello, no tengo una posición rotunda sobre si es necesario dejar bien claro en el Código Penal que la apología del franquismo es delito. Podemos poner por delante otras consideraciones más filosóficas e ideológicas, pero visto cómo está el nivel de la judicatura en estos asuntos, a lo mejor es conveniente que lo sepan, porque lo han olvidado. Otra cosa es que se aplique alguna vez contra esa apología concreta pese a todo.