Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «El escándalo»

Tacones de punta que se clavan en la mirada televisiva

No es fácil enfrentarse a un todopoderoso gigante de la comunicación, y la actriz Charlize Theron tuvo la valentía de sacar adelante como productora esta película sin el consentimiento del grupo mediático implicado. Al ver la película, en el canal Fox News se preguntaban cómo habían podido recrear los pasillos e instalaciones de la cadena sin el permiso de rodaje pertinente, y la respuesta está relacionada con el propio contenido de “El escándalo” (2019), ya que encontraron los decorados reales en páginas de internet para fetichistas de los pies femeninos. Lo que debería de ser un medio informativo había acabado convirtiéndose en una especie de pasarela de modelos involuntariamente eróticas, al menos de rodilla para abajo. El fundador y director de la empresa Roger Ailes (John Lithgow), apadrinado por el magnate Rupert Murdoch (Malcolm MacDowell), había llevado hasta tal punto su obsesión por las presentadoras de piernas estilizadas por afilados tacones de aguja, que las obligaba a acortar sus faldas o subirse los ceñidos vestidos.

Esto, que acostumbra a reflejarse en el tortuoso e incómodo calzado de las voceras de las televisiones de derechas, y que duele con solo verlo, terminó cuando la conductora Gretchen Carlson (Nicole Kidman), antigua Miss América 1989, fue la primera en denunciar a su jefe por abuso sexual, e hizo que se sumase a su causa la presentadora-estrella Megyn Kelly (Charlize Theron), con la consiguiente conmoción al suceder todo dentro de un coto privado de Trump y su partido.

El trabajo de Jay Roach, a pesar de su contrastada experiencia en la sátira política, choca con el muro infranqueable de las ficciones basadas en hechos reales muy recientes, y no sorprende que el Óscar haya ido a parar a manos del equipo de maquillaje, dado el protagonismo absoluto que alcanza el realismo de las caracterizaciones.