Tres destacados príncipes de la familia real saudí fueron detenidos en la madrugada del viernes acusados de traición y de conspiración con poderosas tribus saudíes para dar un golpe de Estado palaciego contra el rey Salman bin Abdulaziz al-Saud y el príncipe heredero Mohammed bin Salman (MBS), cuyo poder se ve de nuevo reforzado con este movimiento que, según expertos, consolidaría aún más su poder al eliminar a posibles rivales en su camino hacia el trono.

Los arrestados son el príncipe Ahmed bin Abdulaziz al-Saud, el hermano pequeño del rey Salman, y el príncipe Mohammed bin Nayef bin Abdulaziz al-Saud, uno de los sobrinos del monarca, que fue detenido junto a su hermanastro Nawaf bin Nayef, indicaron varios medios de comunicación, entre ellos “The Wall Street Journal” y “The New York Times”. Los dos habrían sido arrestados por guardias de la corte real en sus residencias.

El Gobierno saudí no confirmó los arrestos, pero una fuente de la región, recogida por “The New York Times”, indicó que Bin Salman «les acusa de mantener contactos con poderes extranjeros, incluidos los americanos y otros, para dar un golpe de Estado». Añadió que «con estos arrestos, MBS consolida si control total del poder» al haber eliminado con esta operación a los que consideraba posibles rivales que podían desafiar su futuro acceso al trono de la satrapía del Golfo en caso de abdicación o fallecimiento de su padre.

Tanto Ahmed bin Abdulaziz como Mohamed bin Nayef fueron ministros de Interior y unas de las opciones a la sucesión al trono. Ahmad bin Abdulaziz mantiene una posición muy discreta desde que volvió a Riad en octubre de 2018 tras una estancia de dos meses y miedo en Londres, desde donde criticó algunas posturas del régimen actual. Él fue una de las tres personas del Consejo de la Lealtad, integrado por destacados miembros de la familia real Al-Saud, que se opuso a que MBS fuera nombrado heredero en 2017.

Por su parte, Mohamed bin Nayef, candidato preferido por EEUU –principal aliado de Riad– que durante años había desarrollado lazos con las agencias de Inteligencia de ese país, fue destituido en 2017 por un golpe de palacio y desde entonces se encontraba bajo arresto domiciliario acusado de «traición».

Operación anticorrupción

El príncipe heredero, que desde que desplazara a su primo como heredero al trono gobierna de facto y con mano de hierro Arabia Saudí, principal exportador de petróleo del mundo, ya ha llevado a cabo con anterioridad otros movimientos encaminados a consolidar su poder desde que desbancó a su primo como sucesor al trono. Ese mismo año, 2017, arrestó a numerosos miembros de la realeza e importantes empresarios en un supuesta operación anticorrupción.

A MBS también se le relaciona con la tortura, muerte y descuartizamiento del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí en Estambul el 2 de octubre de 2018, un suceso que apunta al príncipe heredero y generó una amplia condena internacional, pronto olvidada.

La relatora especial de la ONU para las Ejecuciones Extrajudiciales, Agnes Callamard, concluyó que la muerte de Khashoggi «fue el resultado de un plan elaborado» y «premeditado» bajo la supervisión de altos cargos de la casa real saudí.

En diciembre, la Fiscalía condenó a la pena capital a cinco personas, en una controvertida sentencia que absolvió a los principales procesados, entre ellos Saud al-Qahtani, asesor del príncipe heredero.

Las detenciones se producen en un momento de fuerte tensión con su gran rival en la región, Irán, y cuando los temores sobre el impacto del coronavirus han reducido drásticamente el precio del petróleo, la principal fuente de ingresos del reino, y los planes del príncipe heredero para diversificar la economía no han llegado a concretarse.