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TRÍPOLI

Las tropas de Haftar intensifican su ofensiva en el sur de la sitiada Trípoli

Las tropas del mariscal Jalifa Haftar y sus apoyos extranjeros tratan de abrir una brecha al sur de Trípoli para lanzar el asalto final a la capital. Las milicias que sostienen al acorralado Gobierno (GNA) de Trípoli, tratan de resistir, con apoyos extranjeros, la ofensiva.

Las milicias del llamado Ejército Nacional Libio (LNA), apoyadas en tierra por mercenarios de diversas nacionalidades (incluidos rusos y sudaneses) y por el aire por aviones de combate emiratíes y egipcios, han intensificado en los últimos días su ofensiva en el extrarradio sur de Trípoli, mientras esperan recibir la orden de intentar tomar al asalto la ciudad.

Aviones no pilotados de fabricación china Wing Loong II y avionetas artilladas estilo Iomax de Emiratos Árabes Unidos (EAU) bombardean con regularidad la base aérea de Maitiga, único aeropuerto civil en funcionamiento de la capital y centro desde donde operan los drones clase «Bayraktar TB2», cedidos por Turquía al GNA.

Los combates y los bombardeos se centran en la periferia rural de las localidades de Ain Zara y Kasr Ben Gashir. Ambas forman parte del llamado eje sur, una gran autopista que facilita el acceso al corazón de la capital y que las fuerzas de Haftar tratan de conquistar.

Dos mujeres y tres menores han muerto en bombardeos de los sitiadores y los combates han causado al menos 35 bajas mortales en ambos bandos.

Fuentes del sitiado Gobierno de Trípoli (GNA) aseguran que 25 de ellas corresponderían a las fuerzas de Haftar, e identificaron a cinco como mercenarios rusos y a otros dos de ellos de nacionalidad egipcia.

Aseguraron además haber hecho prisioneros a una veintena de milicianos sudaneses «Janjawid», tristemente famosos por el genocidio en Darfur, y que pelean al lado de Haftar.

Asimismo, anunciaron haber destruido un blindado de los Emiratos Árabes Unidos (EAU).

Estas fuentes reconocieron diez bajas mortales en la coalición «Operación Volcán de la Ira», que agrupa las milicias del GNA y de Misrata, a 200 kilómetros al este de Trípoli.

El principal escollo para la victoria definitiva del mariscal y en su día general gadafista es la ciudad-estado de Misrata, primer puerto comercial de Libia, que le considera un criminal de guerra y tiene una estrecha relación comercial, militar e incluso histórica con Turquía desde tiempos del Imperio otomano, cuando era su principal puerto en el norte de África.

Turquía apoya al GNA con soldados, asesores y milicianos sirios a sueldo de Ankara.

La guerra, la mejor vacuna contra la pandemia

Moayed al-Missaui hace caso omiso del llamamiento de las autoridades a evitar aglomeraciones y sigue desde un café de Trípoli la retransmisión televisiva de un partido de la Liga de fútbol italiana.

Como él, muchos libios opinan que la guerra tiene al menos algo positivo. El cierre del único aeropuerto internacional de la capital y los contactos limitados con el extranjero les protegen de la pandemia del Covid-19.

Para este universitario de Trípoli, los libios «no tienen nada que temer». Él y sus amigos tienen los ojos puestos en el partido, que se juega en un estadio italiano vacío. «Nuestros vecinos italianos se ven privados del placer de asistir a los partidos e incluso a verlos desde los bares o los cafés, pero no nosotros», sonríe irónico.

El Gobierno asegura que de momento no ha registrado ningún caso, aunque no descarta que haya episodios aislados no controlados en un país anegado en el caos desde hace años.

Países vecinos como Túnez, Argelia y Egipto anunciaron los primeros casos la semana pasada.GARA