Belén Martínez
Analista social
AZKEN PUNTUA

Coronavirus: Furias y penas

La comparecencia de M. A. Villarroya, jefe del Estado Mayor de la Defensa, fue un acto de propaganda y apogeo militar. «Guerra irregular», «contienda bélica sin armas», «valores militares», «moral de victoria», «todos somos soldados». Como si el Covid-19 fuera Armagedón, y nosotras sus huestes.

Cuidar y curar. En tiempos de coronavirus hay que poner en valor los trabajos de cuidado y protección. El personal sanitario; las trabajadoras de los supermercados; quienes recolectan frutas, legumbres y verduras; transportistas; personal de ambulancias; personal de limpieza y desinfección; cuidadoras e incluso el personal militar se asemejan más a la Hecamede de la Ilíada de Homero que al Cid Campeador.

Tiempo vendrá para ahondar en la crítica de la «ética» liberal y su modo de legitimar las desigualdades sociales. Mientras tanto, quedémonos con la reflexión del epidemiólogo Larry Brilliant, que ayudó a la Organización Mundial de la Salud a erradicar la viruela: «Las emergencias de virus son inevitables, las epidemias no». Cuidémonos y cuidemos a nuestra gente. Cuidemos de nuestro planeta y de nuestro hábitat. Y no perdamos las esperanzas, «esas pequeñas cosas aladas siempre posadas en el fondo de nuestra alma» a las que se agarraba Emily Dickinson en tiempos de zozobra.