Mikel INSAUSTI
Crítico cinematográfico

El 26 de junio, al cine

Desde que el pasado fin de semana se diera a conocer la decisión conjunta entre exhibidores y distribuidores para abrir los cines en bloque el viernes 26 de junio, ha habido tiempo suficiente para reflexionar sobre lo acertado o no de la medida. Creo que se trata de una resolución muy meditada y, en mi opinión, acertada. Se podían haber abierto legalmente antes, pero no era aconsejable hacerlo con un 30% de aforo y sin películas con tirón en la cartelera. Cierto es que el tiempo juega en contra, a sabiendas de que las plataformas digitales van a disponer de más de tres meses para ir comiéndole terreno a las salas de proyección, aunque dicho plazo va a servir a la vez para que la gente salga con más ganas a la calle, harta ya de pasar tantas horas muertas ante la pantalla del salón de casa.

La nueva obligatoriedad del uso de mascarillas en locales cerrados hará que se pueda dejar una butaca de separación entre espectadores, respetando el 50% de aforo marcado. El problema estará en la dificultad para comer palomitas con la boca cubierta, y ya se sabe que la venta de golosinas y refrescos venía siendo la principal fuente de ingresos para un sector en crisis permanente.

A falta de “chuches”, el reclamo para el público familiar serán los estrenos fuertes del mes de julio, con títulos tolerados como “Pinocho”, “Mulan” o “Padre no hay más que uno... 2”. Y de cara a la cinefilia se confía en Nolan y su “Tenet”, además de una programación clásica a base de reposiciones, que permitirá volver a disfrutar en la gran pantalla de “Cinema Paradiso” o “Dersu Uzala”. Nos vemos en el cine dentro de un mes.