Iñaki Lekuona
Periodista
AZKEN PUNTUA

De venganza

Echaré de menos la atmósfera indescriptible del Grand Prix», ha confesado, emocionado, Alberto de Mónaco. Y la reflexión, honda, sentida, humana, la han recogido los periódicos de París, para la que Mónaco es su perla, un recuerdo de aquella Francia de príncipes y princesas que Disney supo recoger tan bellamente en tantas y tantas películas en las que siempre la monarquía acababa venciendo al mal, fuera cual fuere, incluso a la democracia, como hizo Juan Carlos, rey por la gracia de dios y del caudillo, que pateó la maldad allí donde estuviere y que reinventó su reino, donde ahora impera la paz, que no es aquella de los cuarentena de años, sino otra muy parecida que ha durado otra cuarentena y que amenaza con perpetuarse otros cuarenta más, eso sí, si la pandemia no lo evita. Que no lo hará, porque si vuelve el futbol desaparecerán todos los males. Que en España, lo de pasar página está chupado, que se lo digan a los del 78, que en un día cristalizaron una democracia a partir de una dictadura, con miles de policías, guardia civiles y militares democratizados en un tris por obra y gracia del hada madrina de la movida. Eso sí, la política penitenciaria, tanto en España como en Francia, mantiene la atmósfera indescriptible de la venganza, como cuando en París guillotinaban cuellos principescos, solo que ahora lo llaman democracia. Y no echan nada de menos, porque lo que tienen les funciona.