Ane RUIZ DE OTXOA
LIBROS PARA EL DESCONFINAMIENTO

Escribir como terapia

Cuando ya era un escritor consagrado, heredero de Hammett y Chandler, Ellroy decidió ajustar cuentas con su pasado e investigar la violación y posterior asesinato de su madre. Treinta años después de aquella noche de 1956, Ellroy, ayudado por un sheriff de homicidios ya retirado del condado de Los Ángeles, se valió de su experiencia para escribir “Mis rincones oscuros”, un libro a medio camino entre la autobiografía y el thriller. Con las mismas armas narrativas con las que se dio a conocer en “La Dalia negra” y “L.A. Confidential”, el autor hizo frente a su drama íntimo.

Frases cortas extraídas a cincel de un argumento rocoso y bien construido. En las primeras páginas, se apoyó en informes policiales y forenses para darla a conocer. Ni una sombra de apego o de nostalgia por una figura presentada como “la pelirroja”. El perfil es demoledor. Geneva Hilliker Ellroy tenía la noche de su asesinato 43 años en vez de los 37 que afirmaba. Tres adjetivos la despachan: divorciada, promiscua y alcohólica. Aunque era enfermera nunca fue capaz de mantener un trabajo. Hay que sumergirse en la vorágine del relato y llegar a las últimas líneas para encontrar sentimientos en forma de nostalgia, remordimientos. Ellroy reconoció dos influencias decisivas en su infancia: el asesinato de su madre y la primera novela de detectives que leyó, regalo de su padre.