EDITORIALA
EDITORIALA

Subir el salario mínimo sí es un estímulo potente

La crisis que ha provocado el SARS-CoV-2 ha puesto en evidencia muchas de las debilidades que acumulaban nuestras sociedades y nuestra economía. El levantamiento de las restricciones parece haber alimentado la prisa por reiniciar el sistema para ver si sigue funcionando como siempre, sin detenerse demasiado en hacer un recuento de daños. Así, el Foro de Davos anunció que la edición del año que viene llevará por título “El gran reinicio” y que será un evento mucho más abierto. Cambio en las formas que, por lo adelantado ayer, no parece que vayan a profundizar en las causas que han provocado los graves problemas económicos, sociales o sanitarios.

En este sentido, parece mucho más prometedor la decisión de la Comisión Europea de dar prioridad a los trabajos para establecer unas condiciones básicas que sirvan para fijar el salario mínimo en todos los países de la Unión Europea. No es que sea una iniciativa muy ambiciosa, teniendo en cuenta que sus conclusiones tendrán básicamente un carácter orientativo debido a la gran disparidad de situaciones que se dan en el seno de la UE, pero al menos sitúa el foco en una de las claves para superar esta crisis. Un salario mínimo digno tiene un importante efecto social, ya que contribuye directamente a reducir la desigualdad y mejorar las condiciones de vida de las personas y familias con menos recursos. Al mismo tiempo es un potente estímulo para una revitalización económica mucho más sana y beneficiosa para la economía local que los famosos planes renove, puesto que, en general, prácticamente toda la mejora del salario se gastará en el ámbito local y en productos de primera necesidad. Así lo han entendido en muchos países de Europa que ya han aprobado subidas del salario mínimo por encima del 10%.

El salario mínimo es un potente instrumento de política económica que, como casi todos los importantes, es competencia de Madrid. Un problema menos para un gobierno como el de Urkullu dominado por los dogmas liberales.