Raimundo Fitero
DE REOJO

Por error

Empecemos por el principio: los errores se pagan. Menos si eres suegro de Urdangarin y entonces todas tus acciones sospechosas, se convierten en incidencias y como mucho en acusaciones infundadas que se investigan como si se tratara de un error que ya está perdonado por haberlo reconocido. El error como coartada y su confesión como absolución. La injusticia monárquica española que en ocasiones se extiende por las huestes de la banda del indocumentado Pablo Casado, el error histórico que ha proporcionado una suerte de errores en cadena, una pandemia de insustancialidad, que llevado al extremo de IDA, esa circunstancia colocada al frente de la Comunidad de Madrid, puede acabar en los tribunales, si es que el eufemismo se deletrea y traduce y nos sale un bonito homicidio imprudente, una negligencia con resultado de muerte. Cosas del código, que los legos no hacemos otra cosa que repetir por error u omisión.

El supuesto error confesado por las autoridades políticas de la Comunidad de Madrid en el ámbito de Sanidad es una orden emitida para que, resumiendo, no se gastaran medios económicos ni sanitarios con los ancianos en situación grave. Es decir, algunos pueden pensar que su mamá murió en la residencia debido a esa decisión que se quiere camuflar. Y esa decisión política con rango de oficio debería estar ya en las manos de la Fiscalía para imputar a alguien. Y la anécdota política que desgobierna en Madrid y protege a los fascistas de Vox, además de dimitir, debería estar ya imputada.

Estos errores, que tienen una clara inspiración en las cavernas de esa banda de políticos amamantados en toda la corrupción instaurada por Aznar con la bandera neoliberal y de privatización de la Sanidad, son, en sí mismos, agravantes para que la covid-19 siga devastando vidas y haciendas. Son un error humano.