BigaEm bi hev re», rezan las pancartas de la «Marcha por la democracia», un eslogan –en kurdo– que significa «Estamos juntos». El prokurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP) ha realizado a lo largo de la semana una marcha por todo el país para protestar contra las detenciones y expulsiones de sus alcaldes y diputados en el Parlamento turco. El Gobierno de Ankara ha hecho todo lo posible por frustrar el arranque de las dos columnas, que partieron desde Hakkari y Edirne, en ambos extremos del país, para ir avanzando hasta llegar, hoy, a la capital y centro del Estado anatolio.

«Estamos atravesando un período en el que no hay democracia, no hay derechos, no hay ley y no hay justicia. Los representantes políticos, los elegidos democráticamente y los que quieren la paz y la verdadera democracia están en prisión». El 4 de junio, Leyla Guven, Musa Farisoglullari y Enis Berberoglu fueron arrestados después de perder sus actas de diputados bajo acusaciones de pertenencia a «banda armada».

Pocos días antes de ser expulsados de la Asamblea Nacional, seis alcaldes del partido también fueron procesados bajo las mismas acusaciones y apartados de sus respectivos Ayuntamientos. Dichas localidades, tal y como aplica la Justicia turca, pasan a ser controladas por un edil «técnico» que nombra el propio Gobierno del AKP del presidente, Recep Tayyip Erdogan.

Después de que el covid-19 haya dado cierta tregua al país eurasiático, el HDP ha querido mostrar su rechazo a su criminalización por parte de la Fiscalía turca organizando una marcha que después sería interrumpida por las acciones policiales y políticas.

Una marcha imposible

Para empezar, la ciudad de Edirne, donde se encuentra encarcelado el ex-líder del partido Selahattin Demirtas, debía ser uno de los puntos de inicio. Pero un día antes de darse el pistoletazo de salida, el gobernador de la provincia de Tekirdag, situada entre Estambul y Edirne, apreció un incremento de los casos de coronavirus en la región y cerró la zona. Así, se prohibió a la colíder del partido Pervin Buldan partir hacia la localidad del noroeste de Turquía y al menos diez integrantes de la comitiva fueron detenidos por la Policía. La marcha fue secundada por miembros del partido en Edirne, pero Buldan no pudo asistir. «Quieren detener la marcha con la excusa del coronavirus. Pero a ellos no les importa el covid-19, sino el miedo a la democracia. Lo sabemos bien», denunció Saliha Aydeniz, colíder del Partido de las Regiones Democráticas (DBP).

El colíder del HDP Mithat Sancar hizo lo propio desde la ciudad de Hakkari, adonde pudo acceder justo la noche anterior al comienzo de la marcha, pocas horas antes que la Policía rodease la ciudad. «Ni siquiera nos dejan estar juntos», denunció Sancar desde el balcón del edificio de la formación en la misma ciudad donde Leyla Guven, una de las parlamentarias detenidas, ganó su escaño.

En Estambul, las medidas de «seguridad» en los dos días de manifestaciones fueron impresionantes: un agente por manifestante. El gobernador de la provincia emitió una prohibición de toda manifestación coincidiendo con el anuncio de la marcha del HDP. Pero esa orden no impidió que el barrio de Besiktas acogiera el jueves la más multitudinaria de todas en un parque rodeado por policías antidisturbios armados con gas pimienta. «El HDP es la gente y la gente está aquí», gritaba una acalorada Beriban, asistente al acto. En medio de la presión policial, más de 300 personas bailaban halay y ondeaban banderas de un partido que ya corre el riesgo de ser ilegalizado.

Borrar al HDP

«El HDP debería prohibirse por ser el brazo político del Partido de los Trabajadores (PKK)». El minoritario partido panturco Vatan Parti, que en las elecciones generales de 2018 logró el 0,23% de votos, es uno de los promotores de la campaña de recogida de firmas con el objetivo de borrar del mapa a la formación prokurda de izquierdas.

Legal o ilegal, el HDP ve como sus miembros, parlamentarios y alcaldes, van cayendo y son inhabilitados uno tras otro y deberán responder ante los tribunales especiales turcos. De 65 alcaldes elegidos en las elecciones municipales de 2019, solamente catorce se mantienen en sus puestos.

principio de acuerdo de unidad entre los kurdos de siria (Rojava)

El PYD, que gestiona con la minoría árabe la autonomía democrática de Rojava y la oposición, igualmente kurda, alineada en el KNC y patrocinada por el clan de los Barzani (Kurdistán iraquí), han alcanzado un principio de acuerdo de cara a la unidad kurda bajo la intermediación de EEUU y tras unas conversaciones en su base militar de Hassaka.

El principio de consenso toma como base el malogrado Acuerdo de Duhok de 2014, por el que ambas partes se comprometieron a una representación equitativa en el Gobierno y a la fusión de sus respectivas fuerzas militares. Ankara trata por todos los medios de sabotear esas negociaciones.GARA