El reciente anuncio de la rescisión de los sesenta contratos eventuales que mantenía en la planta de Agoitz encendió aún más las alarmas de los sindicatos, preocupados por los planes de futuro de Siemens Gamesa para la planta, centrada en su mayor parte en la fabricación y mantenimiento de palas eólicas.

Y los peores presagios se confirmaron en la tarde-noche de ayer, cuando se conoció el comunicado remitido por la compañía eólica a la CNMV trasladándole su «intención de iniciar un procedimiento de despido colectivo para proceder a la extinción del centro de trabajo/fábrica de Aoiz». Asegura la compañía que los «altos costes» y «su localización geográfica a más de 200 kilómetros del puerto más cercano» de la planta navarra «hacen inviable su competitividad para la exportación». Precisa, además, que no es competitiva para fabricar las grandes turbinas terrestres –con rotores de hasta 170 metros– que demanda ahora el mercado eólico mundial.

El Ejecutivo navarro hizo público su «profundo malestar» ante el anuncio de cierre de la planta e indicó que mantendrá contactos con la empresa y los representantes de los trabajadores para trabajar «en la búsqueda y definición de las mejores posibilidades de actuación».